lunes, 8 de octubre de 2007

Barcelona se mueve

Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía convocó en el día de ayer una manifestación, la primera desde su acceso al Parlament de Cataluña el pasado 1 de noviembre.

Bajo el lema “Por la Convivencia y el Respeto a las Instituciones Democráticas” miles de ciudadanos –entre dos y cuatro según la fuente- marcharon por Barcelona, haciendo patente que, mal que les pese, la calle no es un espacio de exclusivo control nacionalista.

Allí estaban, entre otros, el Foro de Ermua, la Asociación por la Tolerancia y numerosas personalidades, unas a título individual y otras en representación de diversos colectivos.

El manifiesto leído por el presidente del Foro de Ermua, Iñaki Ezquerra, incluía un párrafo más relevante hoy que nunca:

“Sin embargo, somos mayoría los que no nos resignamos a que de la amenaza surja la desesperanza. No permitiremos que la opresión totalitaria que quiere destruir nuestro marco de convivencia triunfe. No renunciaremos a la libertad por propia voluntad. Resistiremos. Los nacionalistas que pensaban que de la amenaza nacería la sumisión, se han equivocado. De la sociedad que quiere convivir en paz y libertad, ha surgido un movimiento de ciudadanos dispuestos a convertirse en un baluarte de la democracia. Para nosotros justicia, igualdad y libertad son algo más que palabras, son metas alcanzables dentro de nuestra Constitución, y no estamos dispuestos a renunciar a ellas.”

Ciudadanos llamó ayer a la defensa de las instituciones democráticas amenazadas. La inmensa mayoría de los ciudadanos españoles reclamamos el respeto hacia esas instituciones garantes de las libertades y derechos de todos, al tiempo que exigimos respeto desde esas mismas instituciones.

Quienes desde su atalaya en una institución agreden a otras igualmente democráticas –en grado de autoría o desde la mera complicidad-, al tiempo que, mofándose de la legalidad vigente, conculcan los derechos de los gobernados, tienen una doble responsabilidad.

Decía Marco Aurelio –citado también en el manifiesto- que la diferencia entre el esclavo y el ciudadano es que el primero está sometido a su amo y el segundo a las leyes. La diferencia entre estar sujeto al capricho o a la norma.

Tanto los dirigentes nacionalistas como el juez Garzón deberían echar mano de las Meditaciones del estoico emperador de origen bético. No me consta que su pasado teñido del ‘más rancio españolismo’ haya convertido su obra en sospechosa… aún.

domingo, 7 de octubre de 2007

CIUDADANOS, LUCIDEZ Y RESPONSABILIDAD

Una marca distintiva que caracteriza al partido Ciudadanos es la tremenda y dramática lucidez de sus componentes. Un rasgo admirable, véase porqué: los españoles padecen en este momento un mal social que, históricamente, se ha mostrado muy dañino y que se puede resumir en la frívola inconsciencia. Los ciudadanos españoles están asistiendo a un deterioro acelerado de sus libertades a escala nacional, de la calidad democrática de su sistema (¡Hasta hay quien se atreve, con malintencionada manipulación a tildar de democrático el secesionista y etnicista referendum de Ibarreche!), de los valores esenciales para la convivencia en paz. Peor aún, están asistiendo al establecimiento de unas bases sociales que, para todo historiador serio, abocan a un futuro de grandes traumas si no se pone remedio urgente, y eso, aunque el presente permita unos aceptables niveles de consumismo, probablemente por no demasiado tiempo.

Ante esta situación preocupante, se suelen concentrar con fruicción exclusiva en otros dramas sociales como el último debate del programa rosa o la angustia del partido del domingo, sirva esto como ejemplo de su total inconsciencia de la realidad política. Pero si el español medio no quiere o no puede preocuparse por lo esencial de su futuro y del de sus hijos, no se le puede achacar toda la culpa. Es muy difícil salirse de ese mundo de señuelos que las fuerzas políticas en el poder (y con único fin de mantenerlo) y las fuerzas económicas (siempre en el poder) fomentan, financian, manipulan y perfeccionan. Para que el sistema funcione, es menester tener abundante carne de cañón consumista y votante que no active su espíritu crítico, que no se preocupe, que sea muy súbdito y muy poco ciudadano. Es muy complicado, casi heroico, salirse de ese mundo “confortable”.

Unos pocos, aún demasiado pocos, españoles de todas las regiones, se dieron cuenta hace tiempo de la peligrosa dinámica en la que entraba España, y, en un momento dado, decidieron canalizar sus inquietudes y crear o engrosar las filas de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía. Esa lucidez activa es digna de la más profunda admiración y nos sentimos orgullosos de acompañarles en este viaje.
Y, claro, semejante clarividencia que obliga a una serie de Ciudadanos, generalmente provinientes de mundos totalmente ajenos a la política profesional, a tomar las riendas de su futuro, acarrea, como corolario inevitable, la virtud de la responsabilidad. Si uno busca, por encima de toda aspiración secundaria, enderezar el rumbo que ha de seguir la convivencia y la prosperidad del futuro, tiene que separar siempre el grano de la paja y saber ofrecer sacrificios responsablemente.

Por eso me enorgullecen también dos ejemplos recientes de la responsabilidad de Ciudadanos. En primer lugar es magnífica la actitud del Partido, contínuamente exigida por su Consejo General, de ejercer la mano tendida permanentemente al partido hermano (en ideología) UpyD. Más allá de desprecios recibidos y puntuales ataques verbales y escritos, nuestro Partido multiplica hasta el infinito las llamadas, los intentos de conciliación, los mensajes de acercamiento total e, incluso, de cariño. Sabemos, los Ciudadanos, que lo que está en juego es un proyecto de enderezamiento de la sociedad española y es lo único que importa. Por el proyecto es inimaginable aceptar que vayamos a las elecciones desunidos, y, por lo tanto, sacrificamos todo por ir juntos. Todo, claro está, menos nuestro ideario. Inevitable ejercicio de la responsabilidad. ¡Que se sepa siempre que si, al final, no se consiguiera acudir unidos a la cita electoral, (trágico panorama que no queremos ni barruntar) jamás la culpa habrá sido de Ciudadanos! Nos pueden pedir lo que quieran, todo a lo que aspiran, menos que renunciemos a nuestros ideales. Y se lo daremos.

En segundo lugar, el Partido acaba de hacer una llamada pública a los partidos nacionales y a los constitucionalistas para que admitan la gravedad del momento político y antepogan a cualquier afán de poder, a cualquier protagonismo interesado, a cualquier aspiración mezquina y personalista, la preocupación por el futuro de los ciudadanos y lleguen a grandes acuerdos nacionales, incluso a gobiernos de coalición. No es el momento ( se cita el ejemplo de Alemania, cuya situación es mucho menos dramática que la nuestra) de practicar el usual juego político como si no pasara nada. Es el momento de anteponer lo esencial a las diferencias de matiz. Es el momento de recuperar y salvar los valores esenciales de la ciudadanía de todos los españoles, y ante las agresiones letales de los independentistas (aunque se etiqueten de nacionalistas), opóngase la unión de todos los constitucionalistas en estos temas de Estado. Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía jugará el papel que las urnas le permitan y que el sentido de Estado de los partidos mayoritarios le permita; pero, en pleno ejercicio de la responsabilidad a la que le obligan sus ideales y su proyecto, promueve el papel y la acción de los partidos mayoritarios para que abanderen la recuperación del sentido común, de los valores comunes y de la libertad de todos los españoles, frente a las agresiones secesionistas. Nuestra responsabilidad máxima no es que Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía adquiera más poder, cosa que se dará sin duda; nuestra responsabilidad es impulsar a todos, especialmente a los que ya tienen el poder, a que lo usen urgentemente para recuperar los valores, los derechos y las libertades de la ciudadanía española. Ayudaremos con los sacrificios que hagan falta, como siempre.

Enrique Calvet