Un nuevo caciquismo cobija a profesionales de la política que no saben hacer otra cosa
Más allá del desenlace definitivo en términos de victoria y derrota, de quién formará gobierno y se quedará en la oposición, una de las incógnitas que deben despojar las próximas elecciones generales que se celebrarán el próximo 9 de marzo será el alcance y el calado definitivo que ha tenido en el electorado la opción que representan esas nuevas formaciones "alternativas" que propugnan una regeneración total del sistema político, al que han decidido "atacar" desde dentro.
Una de esas formaciones, la más visible en estos momentos, es Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía que irrumpió de manera sorpresiva en las últimas elecciones catalanas, en las que, con su credo descaradamente antinacionalista, obtuvo tras escaños en el Parlament. Ahora, el Partido de la Ciudadanía concurre a las elecciones generales y los resultados que obtenga servirán para medir el recorrido y las posibilidades de este discurso "antisistema" que surge para nadar, aunque sea a contracorriente, dentro del sistema mismo.
Albert Rivera, presidente de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, defendió ayer esa opción en las Charlas de EL MUNDO, el ciclo de conferencias organizado por este periódico en los salones del Hotel Los Lebreros de Sevilla y que patrocinan Sevillana Endesa y Telefónica. Rivera pronunció la conferencia La Tercera España frente a la España tribal".Defendió, en este sentido, una España de la ciudadanía, frente a una España de las tribus, una España en la que, ante unas elecciones como las próximas generales, entre en juego, (más allá de decidir si hay que devolver o no a los ciudadanos 400 euros, la necesidad de replantearse profundamente el actual sistema político y de partidos).
Rivera recordó cómo en todos los países occidentales con peso en el mundo se ha abierto, en mayor o menor medida, en unos términos u otros, ese debate. En Francia, generando una movilización electoral abrumadora.; en Italia, a partir de una profunda crisis en la que ya se está planteando una reforma de la Ley Electoral; en Estados Unidos, con unas primarias envidiables.; o en Alemania, dando lugar a una coalición nacional ,suficientemente valiente, para pactar reformas políticas de enorme calado.
Plantear eso hoy día en España sería, por el contrario. ("un chiste", porque, según Rivera, los grandes partidos no están dispuestos a afrontar una profunda regeneración democrática. Entre otras cosas, porque esos grandes partidos tienen en ese sistema (viciado) su principal interés después de haberse convertido, como (maquinarias de poder), en oficinas de colocación que dan cobijo a políticos profesionales que no valen para otra cosa ¿Cómo va a conocer una sociedad a la que dice representar alguien que jamás ha pagado o ha cobrado una nómina al margen de la que tiene desde que está en política?, se preguntó el presidente de Ciudadanos, que recordó que la política es un "servicio público que hay que volver a dignificar".
Frente a esa situación, Albert Rivera reivindicó la capacidad de la ciudadanía para, desde la sociedad civil, articular una "tercera vía" que devuelva la esperanza y recupere la confianza en la politica que llegó a darse en épocas pasadas como la Transición.
O la ciudadanía ejerce su capacidad de influencia, o no se va a conseguir nada insistió. El representante de Ciudadanos arremetió con el "tribalismo" asentado en la política española, y que no es más que el resultado de haber fragmentado el Estado a través de traspasos de competencias y, en definitiva, de la interposici6n de nuevas barreras y fronteras creadas artificialmente, sobre todo por parte de los nacionalistas.
Como consecuencias de ese "tribalismo" Rivera señaló ejemplos como el de un médico andaluz despedido en una mutua de Girona por no hablar catalán. Y como todo se pega, ante situaciones de ese tipo, a Chaves se le ocurre promover la enseñanza del catalán. Pero, paradójicamente, no se le ocurre pedir que el castellano se siga enseñando en Cataluña, lamentó. Ese "tribalismo" está teniendo también su recorrido político, haciendo aflorar, a su juicio, un "neo-caciquismo" de redes clientelares en torno al poder local y regional. Algo que ocurrió en Cataluña con Pujol y que también, según Rivera, está pasando en Andalucía, donde Chaves se empeña en buscar una nación y si no, una "realidad nacional" simplemente,"porque lo vio en el Estatuto de Cataluña. Y todo, para aprobar un Estatuto que, en términos de participación, acabó siendo una auténtica "vergüenza democrática". Frente a esa sociedad "tribal", Rivera reclamó "una sociedad abierta, sin barreras laborales, lingüísticas o fiscales", en la que exista una "igualdad efectiva de derechos en cualquier territorio, desaparezcan los "privilegios históricos", y cambie el actual sistema de partidos.
La frustrada coalición con el Partido de Rosa Díez
Albert Rivera confirmó que han existido conversaciones entre Ciudadanos y el partido de Rosa Díez y no tuvo más remedio que reconocer que tampoco se explicaba cómo la unión ante las elecciones generales no ha sido posible.
“Es cierto que la nueva política que defendemos deba ser la que viene a sumar, no a restar y espero, en ese sentido, que no nos tengamos que lamentar el 9 de marzo”, aseguró Albert Rivera.
El presidente del Partido de la Ciudadanía lamentó que, cuando se está hablando de la posibilidad de que formaciones de este tipo puedan irrumpir en el Congreso de los Diputados y tengan la opción de luchar para ser claves en la próxima legislatura, se produzca una “batalla” para “ver si ellos pueden conseguir un diputado y nosotros otro”.
“La nueva política que defendemos debe romper, precisamente, con esos vicios del pasado, entre otras cosas, porque nuestra presencia en las Cortes haría cambiar seguro muchos discursos de los grandes partidos, así que no deberíamos caer en el error de buscar en el otro (por el partido de Rosa Díez) a nuestro rival”, añadió Albert Rivera, que tampoco quiso, no obstante, precisar los motivos exactos por los que esa coalición no ha sido posible.
El presidente de Ciudadanos tuvo también que responder con ‘diplomacia’ a alguien que se presentó como ex miembro de su partido y que puso en duda su actuación y la continuidad del proyecto. Rivera aguantó con paciencia la andanada.