La portada negra
Articulo de Antonio Robles miembro del Consejo General de Ciudadanos publicado en Libertad digital
El 23 de julio de 2007 pasará a la historia de Barcelona como uno de los días más negros de su historia. Un accidente eléctrico enterró a la ciudad en un agujero negro. Peor que la noche, negro como el fondo de un pozo negro. Días durará la reparación; las caceroladas se multiplican y las pérdidas económicas son incalculables. Las causas y las consecuencias de semejante disparate deberían ser el objeto de este artículo. Pero lo será un hecho más trivial. Me refiero a la portada del día siguiente de El Periódico de Catalunya.
Portada negra al completo, dos fotografías, un antetitular: "Las compañías eléctricas dejan Barcelona a oscuras"; un titular: "No es de recibo" y de subtitular lo siguiente: "Catalunya paga el 25 % de la factura eléctrica española pero recibe el 15 % del dinero destinado a mantener la red de distribución".
¡Increíble! Hace meses, Félix de Azúa acusó a ciertos medios y a algunos políticos nacionalistas de ejercer la "pedagogía del odio" contra todo lo que no fuera nacionalista o se vinculara con la cultura española. Esta es una de tantas muestras.
Como en todas las catástrofes, siempre deambulan carroñeros en busca en fortuna. La portada de El Periódico es una perfecta muestra de ello. ¿A qué viene culpabilizar a España de la tragedia que ha provocado un accidente y que depende de empresas eléctricas privadas?
Reparen, la abultada factura eléctrica de Cataluña (el 25%) no necesariamente ha de ser un mal. Si Cataluña paga un 25% es porque tiene mucho consumo y si lo tiene es porque hay más actividad empresarial y bienestar que en algún otro lugar de España. Comparar la facturación con el montante que recibe para el mantenimiento de la red (15%) es cuanto menos pintoresco. Podría ser discutido con todos los datos sobre la mesa. Tampoco es este el objeto de este artículo. Sólo quería resaltar que en Cataluña cualquier circunstancia sirve para sacar a pasear a la Inquisición nacionalista lanzándola contra la pérfida España. No es la responsabilidad de una empresa eléctrica privada, ni un fatal accidente los que provocan esa terrible tragedia, sino la puta España que nos roba el 10% de la factura que pagamos y no recibimos. Y todo en portada.
El Periódico nos tiene acostumbrados a eso. No es el único, pero sí el peor por mucho que se empeñe el Avui en su editorial con la teoría de la conspiración: a Renfe y Aena ahora se le ha sumado Red Eléctrica Española. Y como un mecano, ERC a través de Portabella asegura un día después que la absorción de Fecsa por Endesa y "el desplazamiento de los centros de decisión de Cataluña a Madrid" son las causas del desastre.
¡Qué feliz es la infancia! Achacar una y otra vez a España los desastres del sistema educativo, las deslocalizaciones de empresas, la mala gestión de cercanías y la derrota en la liga del Barça puede ser muy literario, pero la ciudadanía acabará por hartarse. Tiene razón El Periódico: "No es de recibo", pero por cosa distinta a lo que cuenta su literatura nacionalista. Lo que no es de recibo es que se deje a miles de ciudadanos sin luz, a miles de hoteles y restaurantes sin energía y se arruinen ganancias y seguridades.
Otro ejemplo. Hace unos días, daban la vuelta al mundo unas imágenes a través de Youtube del derrumbe de la Sagrada familia. No es objeto de este artículo tampoco el fondo del problema, sino esa obsesión para arremeter contra todo lo español como epicentro del mal. Decía así el texto: "El Estado español quiere construir un túnel para un tren de alta velocidad que pasará por debajo de la obra del catalán, Antonio Gaudí, la Sagrada Familia. Eso pone en grave peligro este edificio declarado patrimonio de la humanidad. Evitémoslo, ayúdanos a difundirlo en todo el mundo". Lo firmaba sossagradafamilia.org.
Si en la portada de El Periódico se utiliza el imperialismo, el robo, el timo, etc. para arrojar el descontento del apagón sobre el imaginario de España, en el caso del vídeo de la Sagrada Familia aprovecha el descontento y el miedo de miles de barceloneses para concretarlos nuevamente en España (en esta ocasión "Estado español"), mientras la víctima una vez más es Cataluña ("la obra del catalán, Antonio Gaudí").
Son sólo dos ejemplos, pero cada día fabrican miles. Un grano no hace granero, pero si un ciento.