Publicado en estrelladigital.es por Luis de Velasco
La construcción, desde el Tratado de Roma en 1957, de la hoy llamada Unión Europea (UE), ha probado ser un factor absolutamente clave para el devenir de Europa y del mundo. Debe recordarse que el objetivo último de lo que se inicia en ese año, según sus fundadores, es una unión política con el objetivo central de evitar las guerras intraeuropeas y ,más concretamente, entre Alemania y Francia con el recuerdo reciente de las dos guerras mundiales. Está claro que ese objetivo se ha logrado.
Han sido los avances en lo económico que no en lo político, lo decisivo en la UE desde su creación. Completada fácilmente una unión aduanera, la unión enfrentó y resolvió satisfactoriamente un tema central como es el de la moneda y la autoridad monetaria única. Ello acompañado de mínimos avances en lo fiscal y en lo social, dotando a la unión de un aire marcadamente neoliberal y en la estela del modelo norteamericano. Mucho más una Europa de las grandes empresas que de los ciudadanos. Las sucesivas ampliaciones sometieron a las instituciones ( desde el formato de la Comisión hasta los mecanismos de decisión, entre otros) a fuertes tensiones que se pretendieron encarar con un gran salto adelante político: una Constitución. Paso que se ha demostrado, como era de esperar, voluntarista y oportunista.
La cumbre reciente ha acordado, con buen criterio, desechar ese inservible texto y dedicarse a algo más modesto aunque , como se ha demostrado, lleno de enormes dificultades porque los intereses , los amigos preferentes y las políticas de los veintisiete no siempre coinciden. Nada nuevo ni reprochable. Esto es especialmente cierto en el caso, por otra parte bien conocido si uno conoce su historia, del Reino Unido al que siempre la ha interesado y le interesará una Europa desunida. (Por eso, hablar de Blair como primer presidente de la unión, es una muestra del “ british humour”, esperemos). ¿Todo lo acordado en esta trabajosa reunión es válido y un paso más en el camino europeo en una buena dirección? Seguramente sí ,al menos para los partidarios de que hay que moverse siempre y que un acuerdo, aunque sea malo, es mejor que nada.
¿Cuál ha sido el papel jugado por el presidente del gobierno español en esta cumbre? Pues, como en la valoración final de lo acordado, hay opiniones para todos los gustos, todas ellas contaminadas políticamente. Algunos, como un titular de El País en primera plana a cuatro columnas, hablan de su papel “ decisivo”. Otros, como Rajoy, agradecen a los polacos los servicios prestados a la causa española. Que cada cual haga la valoración que quiera siempre teniendo en cuenta que, la experiencia lo demuestra, en estas cumbres, como en las elecciones, todos los participantes se declaran satisfechos, pensando siempre en las opiniones públicas y , sobre todo, las publicadas en sus países. A destacar que Zapatero anunció que no habrá referéndum para este texto,sólo trámite parlamentario. Sin duda ,pensando en el “éxito” del referéndum sobre la ya fenecida Constitución europea aprobado, eso sí el primero de la UE, con una abstención del setenta por ciento, lo que no impidió sacar pecho al gobierno y adláteres. Dicho lo cual, no es de recibo que el nuevo texto, mucho más ligero y entendible para el común de los mortales, no sea sometido a referéndum ciudadano. Luego hablan del alejamiento y del déficit democrático en la construcción europea.
Publicado en estrelladigital.es
Luis de Velasco