sábado, 19 de mayo de 2007

‘‘QUE VIVA VERDI’’ (primera parte)


Frente a esta mentira y a este Poder

no hay más recurso absoluto e infalible que descubrir el engaño;

el procedimiento es bien sencillo, pues sólo consiste

en destruir una apariencia, haciendo imposible la continuación

de aquellas formas engañosas y cortando, así ,

el paso a sus efectos desorientadores.

Ferdinand Lassalle

El motivo de comenzar este artículo con el grito insurgente del Risorgimento italiano, no es otro que llamar la atención sobre un problema de fondo que, en el caso de España, se refiere a la pregunta sempiterna sobre el ‘ser’ nacional y, por lo tanto, por la cuestión insoslayable que la acompaña: la conciencia política necesaria para responder a la misma pregunta con propuestas adecuadas al momento histórico. En la medida en que, desgraciadamente, esas propuestas no han obedecido –como la historia contemporánea de España demuestra- a un diagnóstico realista apoyado en un análisis profundo de las causas históricas de nuestro secular retraso, y siempre han prevalecido los juicios excesivamente sectarios, simplones y, en definitiva, excesivamente abstractos e ideológicos, entonces, se explica que hayamos pasado por el siglo XIX y XX a trompicones, dando bandazos de izquierda a derecha, sin acabar de llegar a ninguna parte. En un contexto así, no es de extrañar que el cuerpo vivo de la sociedad, aunque atrasado y a rebufo de las necesidades impuestas por las circunstancias, se haya movido por inercia a golpe del ‘ya veremos’ o del ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’. Por eso, llegamos a la Transición y a la situación actual con un profundo complejo de inferioridad que se disimula apenas con la satisfacción relativa por el desarrollo económico experimentado desde finales del siglo que acaba de morir, siempre amenazada por la precariedad –como es tan propio de nuestro país- en la medida en que todo parece pender de un hilo, al albur de cualquier traspiés que pueda dar al traste con lo conseguido.

I - EL PROBLEMA DE ESPAÑA

Las naciones se fundan sobre ciertos ‘mitos’, de tal manera que se podría decir –parafraseando el Nuevo Testamento- que es ‘por sus mitos que conoceréis’ a las naciones: ahí tenemos el ‘mito fundacional’ francés cifrado en la Revolución y en el Imperio napoleónico que nos habla de una constitución agresiva y sangrienta perfectamente plasmada en su himno nacional. En España, sin embargo, se intentó establecer un ‘mito fundacional’ con la Guerra de independencia contra Napoleón, pero son muchos los que achacan a esta imagen el ocultar que se trataba de un pueblo que se revolvía contra la Modernidad, representada por Francia, portando ya todas aquellas contradicciones que atravesarían el siglo XIX hasta desembocar en la Guerra Civil, en 1936. Estamos faltos de ‘mitos nacionales’ y, así lo creo yo, por eso siempre fuimos devorados por los ‘mitos fundacionales’ de otros, sean –como lo fue en el pasado decimonónico- los de Francia, sean –como lo fue durante la Guerra Civil- los de Alemania y Rusia, o sean –como finalmente lo son en la actualidad- los nacionalismos vasco o catalán y, a rebufo de éstos, los gallegos, andaluces, canarios, etc,… cada uno buscando por separado su propio lugar en la Historia, frente a la tremenda disolución de las identidades que supone la ‘globalización’ económica y, en definitiva, cultural que atraviesa al planeta en todos sus ejes y que se materializa a través del fenómeno perturbador de la inmigración masiva.

(continuará...)

Arnaldo Santos

jueves, 17 de mayo de 2007

Rebelión en las aulas


Hoy en día, cuando te reúnes con otros padres de familia, un tema casi obligado de conversación es lo difícil que resulta educar a nuestros hijos. Al principio, crees que los primeros años son los más duros: noches sin dormir, lloros, pañales, potitos, biberones, etc. Entonces, un día, delante de padres más experimentados afirmas ingenuamente que estas pasando la peor época y que pronto podrás disfrutar de tus hijos. En ese momento, una sonrisa malévola aparece en el rostro de tus interlocutores, cuyos hijos ya estudian Secundaria. A continuación, sin ningún escrúpulo, casi con complacencia, te narran un panorama estremecedor: sus hijos son los que mandan en casa, sus caprichos son ley, sus gustos y aficiones siempre son más importantes que los de sus padres. Y nunca falta algún padre que no duda en bajar a relatar los detalles más escabrosos: “Pues yo los viernes y sábados tengo que ir a buscarlos a la parada del Cercanías a las 3 de la mañana, para poder dormir tranquilo”, “Pues a mí sólo me dirige la palabra para pedirme dinero”, “A mí me gritan permanentemente”...

Por ello, resulta sorprendente que todavía nos extrañemos de lo que ocurre en los institutos de Secundaria. La falta de autoridad del profesor, la violencia en las aulas, el acoso escolar, el pasotismo de los alumnos, no son sino el fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos. Frente a este panorama desalentador, cada pocos años una nueva ley, nuevos parches a un sistema que hace aguas por todas partes. Pero cada vez parece más evidente que la solución no está ni en los cambios legislativos, ni en los padres, ni siquiera en la llegada de un dialogante profesor que, cual Sydney Poitier en Rebelión en las aulas, haga descubrir a sus alumnos que también tienen su corazoncito.

La solución sólo puede venir ya de un cambio de mentalidad del conjunto de nuestra sociedad. Como suele decir el prestigioso sociólogo José Antonio Marina: “para educar a un niño, hace falta la tribu entera”. Es decir, resulta imprescindible una auténtica revolución social, que suponga la movilización educativa de toda la sociedad.

Los niños y adolescentes hacen lo que ven, imitan a sus compañeros, emulan a sus padres, influidos por el ambiente de relativismo moral que les envuelve. Y es que, para poder volver a disfrutar del placer de ser padres, nuestra generación tiene que plantearse seriamente introducir cambios radicales en nuestro modelo de convivencia. Se trata, tan solo, de una cuestión de supervivencia.

Carlos Cistue

Delincuencia en Vigo


La delincuencia política ha pasado por la ciudad de Vigo. La delincuencia, digo, y no la violencia o el “clima de fuerte tensión social” tan del gusto de los cronistas. Para encontrarla hay que escarbar en la prensa escrita, pero por ahí aparecen miles de expedientes quemados o destrozados; máquinas de café pagadas con el dinero del contribuyente arrolladas; contenedores, 200 según el Ayuntamiento, incendiados al más puro estilo de los cachorros de ETA, etc.

Como casi siempre, los más salerosos “entraban en acción” tras el muy pertinente grito de ¡fuego! y los menos- ¿posible sector moderado?- esperaban y jaleaban en la calle entre expedientes voladores y banderas gallegas que coronaban la gesta sustituyendo a la de España. Todo como una fiesta, un concepto que me retrotrae a mis primeros recuerdos como oyente radiofónico: el último Gobierno de González afrontaba, allá por el 94, su última Huelga General. El periodista que cubría el habitual espacio deportivo de medianoche para informar de los primeros minutos del acontecimiento conectaba con un dirigente de las CCOO que lideraba Antonio Gutiérrez. Era un tal Agustín Moreno, siempre en la eterna (por soviética) resistencia opositora dentro del sindicato. A la pregunta de trámite y cortesía Moreno contestaba: “….bien, bien, esto es una fiesta…..”.

Toda fiesta, claro, produce sus desperfectos y en todas hay lugares-¿la habitación de papá?- intocables, como en Vigo ha sido la sección de Trabajo de la delegación del Gobierno regional. Allí seguirán reuniéndose patronal y sindicatos para cerrar un acuerdo definitivo. Lo harán con más calma ya que, según un portavoz de los trabajadores, éstos han decidido “descansar”.

Hace años Beatriz de Moura escribió un artículo titulado “Proletarios del mundo, perdonadnos”. Yo, pensando en Vigo, afirmo: clase obrera, qué vilezas no se cometerán en tu nombre.
Julio Veiga

miércoles, 16 de mayo de 2007

Euribor, burbujas especulativas y política


Nuestros queridos conciudadanos con hipoteca y que les toque revisión empiezan el mes con mal pie. Como viene siendo costumbre desde hace un tiempo, sus hipotecas no paran de subir. Y lo que queda. La mayoría de hipotecas españolas son de interés variable e indexadas por el euribor. El euribor es la tasa de interés de préstamo interbancario europeo en la eurozona. El tipo de interés oficial, que marca el curso del Euribor, está fijado por el Banco Central Europeo. Aunque la razón oficial de la subida de tipos sea el control del recalentamiento de la economía (la alemana en la situación actual), el principal propósito no confesado de la subida de tipos de interés es preservar el valor del euro. Hay que saber que la época en que las monedas estaban respaldadas por el patrón oro pasó a la historia hace años.

Los bajos tipos de interés y la expansión crediticia consecuente, ha propiciado en los últimos años la creación de una burbuja inmobiliaria de proporciones gigantescas. Esto se ha agravado por una política errónea, y la disfunción de los ayuntamientos, y ha permitido una manipulación del mercado sin precedentes. El año pasado se construyeron en España 800 000 viviendas. Más que en Alemania, Francia e Italia juntas. Por supuesto esto no tiene sentido, aunque sólo ahora se empieza a hablar en los medios de comunicación de “burbuja inmobiliaria”. El peso de la construcción en la economía española es preocupante. Entorno al 18% del PIB depende de ella.

La burbuja ya ha estallado hace unos meses, aunque los medios de comunicación sólo empiecen a hablar de ello ahora. Los precios irreales combinados con la subida de tipos de interés y la sobre oferta han paralizado el mercado inmobiliario. En los próximos meses asistiremos a la quiebra de inmobiliarias y constructoras. También los precios de la vivienda bajarán de forma importante. Siguiendo la dinámica propia de las burbujas especulativas, el precio de la vivienda empezará bajando de un 20% a un 30% y continuará durante unos años hasta incluso un 60%. Pero lo peor a corto plaza será la crisis económica debida al aumento del paro a causa del parón de la construcción. Esto ligado a la finalización de numerosos proyectos públicos antes de las elecciones está propiciando la “tormenta perfecta”. El aumento del paro inevitablemente traerá un aumento del índice de morosidad, la ejecución de hipotecas y la subasta de inmuebles a precios descontados. Muchos hipotecados se encontrarán sin casa y con la hipoteca al cuello por muchos años.

¿Qué consecuencias políticas tiene esto? Sin duda ningún gobierno desea afrontar elecciones generales en una tal situación. El gobierno es plenamente consciente de que la crisis es inevitable. Las declaraciones de Solbes indicando que en una segunda legislatura no continuaría como Ministro de economía, y los rumores más recientes de su relevo después de las elecciones municipales, se leen en esta clave. También es significativo el destape de los casos de corrupción desde hace unos meses. El gobierno quiere así achacar a la corrupción y a las leyes del gobierno anterior la manipulación del mercado de la vivienda. La verdad es que ni el gobierno actual, ni el anterior, han hecho nada por evitar esta situación. Desde los organismos oficiales se está sedando la opinión pública con mensajes tranquilizadores, y vendiendo un “aterrizaje suave” del sector inmobiliario. Sin embargo, el desplome de las constructoras en la bolsa hace unos días ha destapado la caja de truenos. Las burbujas especulativas se mantienen mientras la masa de mal informados no tienen conciencia de ello. Esto parece estar acabándose. Si el proceso se acelera es muy probable que tengamos elecciones anticipadas.

Ricardo Pérez

martes, 15 de mayo de 2007

La imaginación al poder

Voluntarios voluntariosos se lanzan a la Red y cuelgan los vídeos promocionales de la campaña electoral en los principales sitios de distribución de dicho material audiovisual.

Para muestra un botón:


Y aquí el spot original para las elecciones municipales de Ciudadanos

Hugo

De gotas y vasos llenos


Decía el Fiscal General del Estado -señor Conde Pumpido- antes del arranque del fin de semana: “Si los líderes de Batasuna apoyasen de una manera manifiesta o notoria actos de ANV pues puede dar pie a una futura ilegalización”.

Pues resulta que ayer Pernando Barrena, portavoz de la ilegal Batasuna , no tuvo reparo alguno a la hora de pedir formalmente a todos sus militantes y simpatizantes que voten a Acción Nacionalista Vasca (ANV) en las próximas elecciones del 27 de mayo.

Si durante el penúltimo episodio –el de la incapacidad, o mera falta de voluntad, de nuestros máximos órganos judiciales para adoptar una postura más restrictiva que la señalada desde la fiscalía- los defensores de la línea gubernamental en esta cuestión ya nos pedían a los ciudadanos el improbable malabarismo intelectual de imaginarnos un partido ‘contaminado de ilegalidad sólo en un 40%’, ¿qué se nos pedirá ahora?

Parece que la palabra clave de la frase de Conde Pumpido era el ‘puede’; esa subrepticia introducción del condicional. Porque todo sugiere, en la dirección apuntada hoy en las páginas del diario El País, que se avecina un nuevo trágala teorizando sobre el ‘verdadero’ modo en que ha de ser interpretada la ley de partidos.

Según la información consignada, fuentes de la Fiscalía General precisan que la Ley de Partidos “persigue hechos delictivos, pero no derechos civiles de los ciudadanos. Otegi y los miembros de Batasuna no puede presentarse a las elecciones, pero mantienen íntegro su derecho ciudadano a votar a quien quieran y a proclamarlo”.

Señores ciudadanos, este vaso no tiene fondo. Sólo hay dos opciones. O aparcar la razón a la espera de tiempos mejores, o protestar enérgicamente alineándose con los pocos movimientos -como el representado por Ciudadanos- que mantienen vivo ese espíritu de oposición frontal al chantaje terrorista que el partido ahora en el gobierno nunca tendría que haber abandonado.

Jacobo Elosua

lunes, 14 de mayo de 2007

Lo que nos faltaba




Es cierto que en las decisiones empresariales de inversión influyen factores políticos y que en el caso de elecciones, no suele ser lo mismo que triunfe una u otra opción. Pero esto era mucho más verdad hace años. Hoy, cuando las diferencias programáticas y, sobre todo, la realidad de las políticas económicas prácticamente han desaparecido, lo anterior no lo es tanto. Sobre todo, en los países desarrollados. En otros, puede ser distinto, caso, por ejemplo, de Ecuador donde para el inversor privado no era lo mismo la victoria de Correa que la de Noboa. En principio.

Inmediatamente antes de las elecciones que en Brasil dieron la primera victoria a Lula, hubo allí un cierto escándalo porque el Fondo Monetario Internacional poco menos que obligó a un acuerdo sobre determinada política económica a aplicar en caso de victoria. Hoy, el asunto no tiene mayor importancia pues Lula ha demostrado ser, como algunos suponían, un estricto seguidor de las recetas de esa institución.

Pero lo que nunca habíamos visto, al menos tan a las claras, es lo ocurrido estos días en Valencia, con motivo de la presentación de un nuevo circuito urbano de Fórmula Uno. El caballerito (como diría Castro) Ecclestone, multimillonario dueño de ese circo, ha manifestado en el acto oficial que el proyecto sólo sería realidad si se da un triunfo del PP en las próximas elecciones autonómicas y municipales. Intervención burda e inadmisible se llama la figura. Luego, como siempre, han venido las matizaciones. Al parecer, su postura vendría basada en que el PSOE valenciano habría manifestado su oposición al tal proyecto. Si es así, hay que felicitar a ese partido pero también habría que decir al “zar” de la Fórmula Uno, que no se preocupe porque, en caso de victoria socialista, sus gobernantes serían igual de serviciales que los del PP.

Este proyecto y otros más de lo que el Ayuntamiento y la Comunidad de Valencia son entusiastas , como son el nuevo Palacio de la Música o esa cosa elitista y que a muy pocos interesa, llamada la Copa del América, están plenamente en lo que se llama la “ modernidad”. La cosa consiste, según se afirma por los “gurúes” de la cosa, en poner a la ciudad de turno “en el mapa” con obras “emblemáticas”, firmadas por grandes arquitectos, paradigma de esa modernidad. Las cifras invertidas son multimillonarias y siempre, siempre, como mínimo tres o cuatro veces por encima de los presupuestos aprobados. Se acompañan de estudios que aseguran – el papel lo resiste todo- beneficios redondos además de esos intangibles de situarse en el mapa. El estudio sobre esos presuntos y astronómicos beneficios de la Copa, difícilmente creíbles, es un ejemplo de libro. Lo que esta claro, por ejemplo, es el enorme déficit de explotación del nuevo Palacio de la Música.

Intencionadamente se olvida además, y lógicamente se ignora por la mayoría de la población, una cosa muy sencilla y muy importante: no hay sólo un coste directo sino otro alternativo, representado por las cosas que se podrían hacer con esos dineros, desde mejoras de barrios marginales hasta viviendas baratas, escuelas, hospitales, infraestructuras, urbanismo racional, etc., es decir realidades que benefician a las mayorías más desfavorecidas de la sociedad. Claro que eso es menos “moderno”, tiene mucho menos impacto político y, sobre todo, favorece menos a los amigos poderosos.

Luis de Velasco

domingo, 13 de mayo de 2007

Algo se mueve en la derecha


El diario el país publica hoy la oferta de pacto de mínimos contra el terrorismo ante el riesgo de que ETA vuelva a atentar, que hace el líder del Partido Nacionalista Vasco.

Josu Jon Imaz, continua con sus movimientos de acercamiento a la derecha nacional. Sus enfrentamientos continuos con el ala dura del PNV, encabezada por Egibar, y sus buenas palabras a Mariano Rajoy nos indican que de cara a las próximas generales el Pp puede contar con la posibilidad de alcanzar acuerdos con los nacionalistas, como en el primer gobierno Aznar.

Del mismo modo en Cataluña Artur Mas se ha mostrado más flexible con respecto a posibles acercamientos al Partido Popular. Sin olvidar nunca que, Duran ha sido ministrable en muchas ocasiones. ¿Será en el gobierno que salga de las próximas generales cuando lo alcance?

Pasado el efecto 'teoría de la conspiración', parece que la normalidad vuelve a la derecha española y esta ya sea en su feudo nacional o en los feudos nacionalistas se van aproximando con el fin de obtener el poder, sacrificando en unos y otros sus principios programáticos en aras de la unidad de la derecha para acaparar influencia en Madrid.

En definitiva mas de lo mismo, gobiernos de derechas o de izquierdas con prebendas a los partidos caciquiles territoriales.

Cada vez es más necesaria la entrada en el arco electoral de una nueva propuesta política para todo el Estado, diferente a la de los actuales partidos.

Hugo