viernes, 26 de octubre de 2007

Es más de un tres por ciento

Publicado en Estrella digital

Luis de Velasco


En el debate del nuevo Estatuto en el Parlamento de Cataluña, Maragall acusó a Mas de cobros de comisiones en la adjudicación de obras públicas, por parte del anterior Gobierno de la Generalidad de CiU. Más rechazó, faltaría más, la acusación y amenazó con enterrar el consenso que hacía posible el Estatuto. El entonces presidente Maragall habló de una cifra del tres por ciento y, tras la amenaza de Mas, no hubo nada. El asunto reaparece ahora, al menos parcialmente, cuando un juez acusa de pago de comisiones del veinte por ciento por parte de empresarios al organismo oficial encargado de la construcción y adjudicación de viviendas protegidas. Parece que, en este caso, la comisión no es del tres por ciento sino “ligeramente” superior.

Todo esto no es ninguna sorpresa. Lo sorprendente es que llegue algo a los tribunales y se sustancie finalmente, aunque todavía queda mucha tela por cortar en este caso. Escándalos de corrupción, de comisiones, existen desde el comienzo de la transición y con mayor o menos virulencia e impacto en la opinión pública y en la publicada. (Naturalmente que existía la corrupción en el franquismo, era un elemento inherente al sistema, pero ése no es el tema ahora.)

La continuidad de la corrupción, utilizada (hay que añadir que lógicamente) por los partidos políticos como arma arrojadiza, ha producido un casi total anestesiamiento en la opinión pública, que la contempla con distanciamiento y con el convencimiento, equivocado, de que todos los políticos son iguales. Caso clamoroso: en las últimas elecciones locales y autonómicas, cargos acusados formalmente de corrupción han recibido respaldo popular importante. Mal síntoma de una sociedad descreída, escéptica, incluso amoral. Muy mala cosa para una democracia cada vez más plana, como la nuestra.

Hace años, el entonces presidente Pujol inventó aquello del “oasis catalán”, pretendido espacio sin crispación política, sin corrupción, todo ello una muestra más del tradicional seny catalán. Pamplinas. Ese oasis se ha caracterizado y se sigue caracterizando por el acoso nacionalista, sutil y menos sutil, a los disidentes y, de otra parte, por el reparto de la tarta, como éste y otros numerosos casos demuestran, empezando por los primeros ochenta con el de Banca Catalana, primero en el que el entonces presidente Pujol, envuelto en la bandera catalana, proclamó aquello de que la patria está en peligro. Algunos optimistas, desconocedores de la realidad, pensaron que el primer Gobierno del tripartito, cuando habló de auditorías a fondo sobre la gestión del Gobierno anterior, el último de Pujol, abriría el camino a una mínima regeneración y limpieza, al menos en este campo de las comisiones y demás prácticas ilegales y corruptas. Vana esperanza, como se ha visto después. Por una razón muy sencilla: este Gobierno y los partidos que lo integran, empezando por el PSC, no pueden atentar contra un esquema del que también son beneficiarios. Suicidios, los justos.

En lo referente al nacionalismo y su obligado corolario del sectarismo, los años del primero y del segundo tripartito demuestran que los aprendices de nacionalistas, y que quieren ganar al original, pueden llegar a ser más sectarios que ellos. Pero eso es tema para analizar más despacio.
Luis de Velasco

UPD no quiere ser identificada como una formación de "centro-izquierda"

El partido de Rosa Díez rechaza ir en coalición con Ciudadanos
UPD no quiere ser identificada como una formación de "centro-izquierda"

VERA GUTIÉRREZ CALVO - Madrid - 26/10/2007

No habrá coalición electoral entre los dos únicos partidos que rechazan públicamente las alianzas con los nacionalistas: Ciudadanos -presidido por Albert Rivera- y Unión, Progreso y Democracia (UPD) -liderado por la ex eurodiputada socialista Rosa Díez-. La propuesta de concurrir juntos en las generales de marzo, lanzada por Rivera la semana pasada, fue contestada ayer con un "cordial" pero rotundo "no" por Díez durante una reunión entre ambas formaciones.

Y las razones son dos: que el recién nacido UPD quiere marcar su personalidad propia en unos comicios antes de pensar en ninguna coalición, y que no quiere ser identificado con un partido, Ciudadanos, que se define como de "centro-izquierda". "Nosotros rechazamos esas definiciones en términos clásicos. Queremos ser una formación transversal, que se nutra tanto de gente de izquierdas como de la derecha liberal, sin demonizar a nadie", explicó Carlos Martínez Gorriarán, miembro de la dirección de UPD. Este partido reprocha, además, que uno de los impulsores de Ciudadanos, Francesc de Carreras, "relativizara" recientemente en unas declaraciones la importancia de la convocatoria de referendos ilegales en Cataluña o País Vasco.

"La verdad, estamos sorprendidos, en la reunión no nos han dicho nada de esto. Ni siquiera hablamos del programa. Simplemente nos comunicaron que descartan un pacto porque acaban de nacer y quieren consolidar su marca", afirmó Albert Rivera, antes de asegurar que las palabras de De Carreras se malinterpretaron y que Ciudadanos no contemporiza en absoluto con el plan Ibarretxe. "Respetamos la opción de UPD de ir solos, pero creemos que es un error: dividirá los votos. Restará fuerzas en lugar de sumar", lamentó Rivera.

Publicado en elpais.com

lunes, 22 de octubre de 2007

Historia y razón

Resultaba difícil, imposible vaya, no fruncir el ceño ayer al leer la entrevista a José María Setién en el remozado diario El País -ahora sí, con acento, y más preocupado de declararse global que independiente-.

El obispo emérito de San Sebastián declaraba que no le correspondía a él decidir si su actuación era la de un nacionalista.

Las pistas sin embargo estaban ahí, cuando complementaba la respuesta anterior, por ejemplo, con esta otra: “Lo que puedo decir es que los no nacionalistas me consideran nacionalista y los nacionalistas de verdad tienen dudas al respecto.” Umm… ¿cuál es la media aritmética de esas dos percepciones?

Pero no es el señor Setién un hombre de excesivas sutilezas. Sólo dos o tres preguntas más tarde, contradecía su tímida ambigüedad anterior con un interrogante retórico que manifestaba su creencia de que en Euskadi no habría más que ‘vasquistas’ y ‘españolistas’. Españolistas serían quienes no reconocen la nación vasca.

Recordaba esta entrevista a un intercambio con Josep Ramoneda y otros contertulios de La Mañana –en la Cadena Ser- como protagonistas. Ahí se lanzaba el venerado Ramoneda a glorificar el modelo confederal, justificante de las asimetrías catalana y vasca, como el único y verdadero. Así vendría marcado por la historia de España…

En las páginas de El País seguía el ínclito señor Setién con su canto a la equidistancia, diciendo que la violencia no invalida la justicia y la ética de los objetivos políticos de ETA; que los objetivos de autodeterminación y territorialidad no son reivindicados únicamente por la banda; y que en el País Vasco lo que hay es una injusticia de fondo.

La historia como arma y justificación. Aun la irreal. Una vez más. Y van…

Ya de postre hacía Setién una última declaración especialmente escalofriante al provenir de un jerarca de la iglesia católica: “Sí, pero, afortunadamente, el juicio que llegue a hacerse sobre mi persona, no lo harán las víctimas.”

Adiós a estar al lado de los débiles, de las víctimas, de quienes pierden su vida ante el totalitarismo liberticida. Con personajes así en sus filas no extraña que la iglesia católica siga perdiendo peso específico en la sociedad española. Mi impresión es que la distancia que siente la ciudadanía en su conjunto es cada día mayor

Ojala ese espacio lo gane la razón, y no otro tipo de mito, especialmente el nacionalista.
Jacobo Elosua

domingo, 21 de octubre de 2007

El espíritu de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía.

Se acaban de celebrar las elecciones al primer Consejo de la Federación madrileña de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía. Esta excelente noticia democrática de un Partido en expansión ha levantado, si se analizan los debates y las presentaciones, algún tema de interés y enjundia política.

Se podría decir, a juicio del que firma, que tanto las defensas de las dos listas presentadas como de las excelentes candidaturas individuales, han abordado dos conceptos principales, si reducimos los distintos y enriquecedores matices a lo esencial.

Un primer tema ha sido, indudablemente, el enfoque de las relaciones con UPyD.
La conclusión fundamental que nos parece evidente es que hay una total unanimidad en esta Federación de Madrid para considerar inexcusable e indispensable la unión de los dos partidos de cara a la elecciones de Marzo. Se puede decir que , para la inmensa mayoría de los militantes, la posibilidad de ir separados a las elecciones es tan aberrante que constituye casi un problema moral más que político. Constituiría tal fraude a la sociedad y tal traición al Proyecto de los Ciudadanos, que casi todos los presentes ven, como obligación ética, centrar y multiplicar las energías en el objetivo, casi “sagrado”, de conseguir esa unión electoral. En esa tarea y en el camino a recorrer, ningún afiliado alberga ninguna duda en la necesidad y obligación de rechazar de plano cualquier personalismo y, en cambio, de practicar una generosidad total. No se oyó ni una sola voz que no clamara por esa actitud de C’s-Partido de la Ciudadanía, de su propio partido.
Salieron a la luz matices (levemente) diferenciales. Los más parecen provenir de los métodos a seguir para conseguir la unión. Esta situación, de manera palmaria, es heredera de la actitud reservada de UPyD que, hasta ahora, no ha querido establecer contactos. Esta actitud está creando confusión y, sobre todo, nerviosismo y desazón. Un tema que se resolverá, sin duda, a partir de la primera reunión conjunta del día 25. Otros matices se centraron en cómo reaccionar ante el abismo, es decir:¿Qué hacer si no aceptan la unión? Una posibilidad tan horripilante, una auténtica tragedia, que se sentía más bien el deseo de no detenerse en ella, de ni contemplarla. Pero aún ante las tragedias hay que saber reaccionar.
Tambien se oyeron muchas voces que, reconociendo lo apretado del calendario y lo urgente del momento, exigieron llegar a una unión plena en dos etapas: primero una coalición electoral sin fisuras para proceder, inmediatamente después, al proceso de una unión mucho más fuerte, de una fusión, a sabiendas que ese proceso será inevitablemente más largo y farragoso.
Resumiendo, en el debate, se observaron, esencialmente, dos posiciones. Unos afiliados plantearon que C’s y UPyD son lo mismo, y otros que C’s debe poner todo de su parte para que los dos partidos, sean, urgentemente, lo mismo; tan nimia era la discrepancia.

Quisieramos recalcar y retener, con orgullo de compartirla, esa actitud unánime. La voluntad de hacer cuanto sea posible, casi más allá de lo razonable, (véase la aceptación de la doble militancia) por unirse a este otro partido recién nacido, por unirse a esa irrupción inesperada en el panorama político y que nadie esperaba cuando decidimos crear C’s, es muy definitoria del espíritu de los militantes de C’s. Las mujeres y hombres de C’s acudieron a la política por la consciencia de un deber social, por la necesidad de rebelarse y de contribuir a cambiar urgentemente un modelo político-social que se puede llevar por delante a nuestra democracia, por el impulso ético de no permanecer inactivos y cómplices ante un sistema partidista y unos políticos mezquinos que pueden llevar al desastre a la ciudadanía española. Lo que se ha llamado el Proyecto. Ese espíritu honrado y ético perdura y se refuerza. Así lo demuestra la actitud que hemos glosado aquí, ya que no asoma un atisbo de preocupación personalista ni de cálculo partidista en la estrategia política de C’s. Nunca se antepone un espíritu corporativo o una visión politiquera de defensa del Partido por encima del Proyecto, antes al contrario, se sacrifica lo que sea menester por alcanzar dicho Proyecto. ¡Qué diferencia con los posicionamientos tradicionales de los partidos al uso, funcionando, con su encefalograma plano, a golpe de encuestas, de entreguismos a los nacionalistas, y de defensa de sus intereses particulares! C’s es distinto, para mayor honra de sus militantes.
El segundo gran tema de los debates entre listas y candidatos también es muy revelador de las preocupaciones políticas del Partido de la Ciudadanía, pero el sufrido lector nos permitirá ( o agradecerá) que dejemos su exposición para la semana que viene.

Enrique Calvet