jueves, 29 de marzo de 2007

Toda la culpa fue de Balbas.


Señor, señor, de no ser por el sr. Balbas no estaríamos en la situación en la que España está ahora. Si este señor y sus renovadores por la base no hubiesen otorgado, transaccionado, o lo que sea sus votos en el congreso del Psoe, nunca, nunca jamas, el señor Rodriguez hubiese llegado a lo que ha llegado. Es soñar. Pero imagino que ahora no estaría leyendo las noticias a las 23 horas del 29 de marzo y no leería que el Ministro del Interior, alerte al Consejero de Interior Vasco sobre la hipótesis en la que la policía trabaja sobre una inminente actuación de la banda E.T.A.
Menos mal que la policía no ha dejado de ser policía.
Señor Balbas cuanto daño nos han hecho sus gestiones políticas. Imagino un escenario en el que Maragall no hubiese llevado a Cataluña al camino hacia la locura al que la lanzó. Veo a Montilla en otras tareas y sueño que el Parlament no votara sobre el absurdo de la autodeterminación. Lastima que siga siendo un sueño. Balbas cuanto me acuerdo de usted.
Pero no soy el unico que sueña. El señor Rodriguez también lo hace, y se ha soñado a si mismo tomando un 'cafelito' a 80 centimillos en el centro de Bilbao compartiendo barra de bar con algún hombre de paz, de esos hombres de paz que el tan bien conoce. Este Rodriguez tiene un ojo clínico.
Pero...
La realidad es otra bien distinta Señor Presidente. España no va bien. Mas bien va mal. Sus paraísos soñados se desvanecen y dejan un panorama desolado con un terrorismo mas fuerte que cuando usted llegó a la Moncloa. Con un país enfrentado, los que hace 70 años hicieron una guerra ven desde su reposo como las nuevas generaciones se pelean como si en ello les fuese la vida. Es su responsabilidad Rodriguez y aquí le incluyo a Don Mariano que no ha dado la talla ¡hombre!. Con una España al borde de la división, en la sin razón, con unas Naciones que no interesan ni a sus nacionales.
Señor Balbas usted ¡no paró en su militancia política!, suyos también fueron los que llevaron a la Puerta del Sol a Esperanza.
Sin duda señor la historia le guarda un sitio. Sucio y frió, pero su minuto de gloria se lo ha ganado.
Toda la culpa es suya.
Hugo

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