miércoles, 18 de julio de 2007

¿Dónde estamos?


La actual dirección socialista ha hecho suyo el principio de gobernar la nación española junto a los partidos nacionalistas. Esta alianza de hecho no conduce a la ruptura de España, conduce a la conformación de tres comunidades diferentes (por ahora) obligadas a entenderse: Catalunya, Euskalerría y España, entendiendo por España el resto de comunidades.

En Europa asistimos a un modelo similar en Bélgica. Lo que allí ya es realidad, aquí son síntomas. Nada une ya a las dos comunidades belgas: Flandes y Valonia, más que su Constitución (cuya reforma se anuncia ya), su sistema electoral que obliga a formar gobierno con partidos de ambas comunidades, su distrito federal ( a su vez, dividido en zonas de influencia francófona y flamenca) y tal vez algún que otro icono belga. La desmembración social es patente hasta llegar a desgarrar las relaciones entre personas según sea su comunidad de origen.

Bélgica es el destino de España en las mentes de los partidos nacionalistas y en la acción del gobierno socialista de Zapatero.

Es bien cierto que aquí lo tienen más complicado: la desigualdad abismal entre las poblaciones de las tres comunidades pretendidas, la existencia de una lengua común y la imposible diferencia nítida entre ricos y pobres, entre zonas productivas y zonas subvencionadas, dado el desarrollo económico alcanzado por comunidades como Madrid, Baleares, Navarra, Cantabria, La Rioja, Aragón o Valenciana además de los crecimientos económicos, superiores la media nacional, que protagonizan Andalucía y Canarias.

¿Por qué un partido socialista se presta a tal alianza que lleva aparejada esa otra configuración de la organización territorial de España?.

Yo creo que la socialdemocracia tradicional española, como la europea, es ya un coronel (con mando en tropas) que no tiene ya quien le escriba la ruta ideológica. Zapatero, las terceras vías y ahora Segolene Royal son los sucesivos intentos de actualización de una ideología en declive con desigual fortuna. Efectivamente, el modelo socialdemócrata tradicional tuvo sobre todo en Suecia y en algún lander alemán sus modelos encumbrados como norte entre el comunismo y el capitalismo: un capitalismo de rostro humano – recordemos -, un socialismo en libertad….

Un modelo que ya no funciona, que ya no responde a los nuevos retos políticos, económicos y culturales con menor capacidad de resistencia allí dónde eran más ricos y más sujetos también al entramado burocrático socialdemócrata. Los poderosos partidos comunistas europeos fueron arrasados y los partidos socialistas están afectados ya de forma desigual.

Mientras tanto, las fuerzas políticas conservadoras evolucionan hacia una mayor fortaleza ideológica por sus respuestas a la globalización, a la seguridad, a la productividad,…sin que esas nuevas propuestas sean del signo anunciado por los socialistas: destrucción del estado del bienestar, recorte de las libertades democráticas, … El último episodio de este rearme conservador se está viviendo en estos momentos en nuestra vecina Francia.

(Que esta respuesta sólo es producto de la capacidad de resistencia, y no de la capacidad de sus propias y nuevas ideas, da muestra, por ejemplo, el hecho de que en el plano de la producción ideológica, la penuria socialista es un autentico erial, , salvados quizás los trabajos que se realizan en torno a la disidencia socialista de la Fundación Pablo Iglesias, frente a la fortaleza de la FAES y otros centros de pensamiento además de la enorme capacidad de importación de los ideas neoconservadoras).

Salvador Garrido

1 comentario:

la Guillotina dijo...

En laGuillotina reflexionamos sobre qué ocurre con Ciudadanos.