jueves, 19 de julio de 2007

Lealtad y borreguismo


El concepto de la lealtad se presta sin excesivos problemas a una manipulación más propia de un rubik cube que de un principio moral. Es, además, uno de esos conceptos que acusan una mayor depreciación en el moderno olimpo de lo venerable; de lo ampliamente admitido como guía de comportamiento social.

El motivo no es otro que la tendenciosa contraposición que se suele proponer entre los conceptos de lealtad e independencia. Para ello sólo hace falta mutar ideas (campo en el cual la multiplicidad del lenguaje dificulta la batalla cuerpo a cuerpo) por personas (con toda la fealdad de sus continuos errores y contradicciones). La elección propuesta, trasladándola del plano intelectual al emocional, no deja entonces apenas lugar a la duda.

Hoy, en nuestras sociedades, nadie soporta de buen grado ser acusado de falta de independencia. Las estadísticas, sin embargo, nos señalan que cada vez somos más borreguiles, más tendentes a la imitación en la práctica totalidad de los ámbitos de nuestra vida en sociedad. Un fruto maduro del árbol de la globalización, supongo.

Para la falta de lealtad, por el contrario, el margen de tolerancia tiende en el límite a infinito. La lealtad se subvierte, en este mundo imbuido de un rampante relativismo moral, por su pobre sucedáneo de la fidelidad a uno mismo. Auténtica ‘licencia para saltar’; saltarse todo aquello que a uno no le gusta, me refiero. Así, en el campo concreto de los partidos políticos, la lealtad a principios objetivables, no fijados por uno mismo a cada momento, se sustituye frívolamente, pero con esa voz rotunda de quien se cree en una posición de superioridad moral, por las mucho más ambiguas e inaprensibles ‘percepciones personales’.

No todos estamos ahí. Algunos aún pensamos que lo objetivable debe primar sobre la cortoplacista -al modo de la mosca de la fruta- y muy complaciente ‘auto-loa’ de base subjetiva. Los proyectos se construyen con lealtad. Sin ella, sin saber atenerse a unos niveles mínimos, el espacio para la colaboración social en cualquier ámbito por exiguo se torna inexistente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ciudadanos: nula lealtad a los principios, borreguismo seguidista al líder mindundi. Estafadores.