jueves, 12 de julio de 2007

El baile de las mentiras


Hemos asistido y seguimos asistiendo durante este corto tiempo post-electoral al
baile de las mentiras. Este baile de las mentiras es la consecuencia de tres
problemas endógenos de nuestra democracia:

1) De un lado la falta de responsabilidad de los partidos denominados "nacionales",
es decir PSOE, PP e IU. Falta de responsabilidad al anteponer de forma sistemática
los intereses del partido, los intereses personales o simplemente el poder, a los
intereses generales de los ciudadanos.

2) De otro la ausencia dentro del mundo nacionalista del más mínimo sentido del bien
común y sentido de Estado. Esto resulta ya recurrente, pero no por ello hay dejar de
denunciar como, desde las filas del nacionalismo (de izquierdas o de derechas) se
aplica de forma "talibán" la mecánica de barrer para casa, sin importar cual sea el
impacto que dichas políticas pueden causar al conjunto del estado español o por
decirlo más claramente al conjunto de los ciudadanos españoles.

3) Finalmente, un sistema o ley electoral que fomenta o al menos permite el mercadeo
dentro de la política para repartirse el poder a espaldas de los ciudadanos, sin
importar cual ha sido la voluntad real de los votantes y no tanto la aritmética
parlamentaria. Aqui una vez más, son los dos grandes partidos quienes tienen en su
mano cambiar el estado de las cosas. Y sin embargo, nada ocurre. Y lo peor es que
los ciudadanos tenemos que asistir elección tras elección a oir sus quejas acerca
del sistema cuando no les conviene y a su "mirar hacia otro lado" cuando el sistema
sopla en su favor.

Existen muchos ejemplos recientes: Navarra, Baleares, Canarias, Leganés, Cataluña,
etc y el más claro e inequívo desde mi punto de vista: ESPAÑA.

Por eso cada vez es más necesario un partido como Ciudadanos, que al margen de su
posicionamiento ideológico, siente las bases de un concepto cada vez mas olvidado y
no por ello menos importante: el interés general. Son esas cuestiones tales como la
separación de los poderes públicos que haga de la Justicia una institución
independiente, el sistema de reparto de las inversiones del Estado allí donde son
más necesarias, unos servicios públicos de calidad y homogéneos a lo largo de todo
nuestro territorio, etc. cuestiones de interés general que no están en el debate
politico y que han sido sustituídas por "el quien y qué partido gobierna" (sin
importar el programa o las medidas concretas), "cuanto y cuando me das lo que pido"
o " si me apoyas hoy aquí yo mañana te apoyaré allí".

¿Cuando podremos los ciudadanos tener una clase política merecedora de nuestros
respeto ? No lo sé, pero el futuro no parece que nos vaya a deparar un cambio en el
corto plazo.

Valentin Pinuaga

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