La motivación de los electores
Pontificar sobre las motivaciones de cualquier electorado político a la hora de emitir su veredicto en las urnas resulta un ejercicio de alto riesgo. Un electorado, al fin y al cabo, no es más que la agregación de las expresiones de voluntad de cada uno de los ciudadanos que lo componen.
¿Y cuáles son los parámetros que mejor explican las motivaciones de cada votante a la hora de decidir el sentido de su voto?
Quizá lo más sensato, apoyándose en la estadística y en la pluralidad sociológica propia del mundo occidental, sea afirmar que existen distintas tipologías de votantes en lo que atañe a este ámbito de las motivaciones. Aquí nos centramos en una muy concreta: la que distingue entre votantes ‘focalizados’ y votantes ‘dispersos’.
De acuerdo con esta visión, en España –por centrarnos aquí en casa- existirían votantes, los llamados ‘focalizados’, que decidirían las siglas de su papeleta electoral en función de un número muy reducido de asuntos de gran calado, quizá incluso de uno tan sólo. Nos estaríamos refiriendo, para ser exactos, a las posturas adoptadas por los partidos contendientes en las elecciones de marras ante esos asuntos tan críticos para el votante en cuestión.
Otros votantes, sin embargo, llegarían a su decisión tras haber analizado las posturas de los partidos en liza en un número más amplio de asuntos y materias. Estos votantes, en su análisis pre-electoral, serían los más proclives a demandar de los partidos que aspiran a representarles una cierta cohesión de mensajes en torno a supuestos ejes ideológicos. Son éstos los votantes a quienes englobaríamos bajo la denominación de ‘dispersos’.
¿Existe contradicción en ofertar a los votantes ‘focalizados’ mensajes transversales tales como la necesidad de reforma constitucional, de alteración de la ley electoral o de la adopción de una contundente agenda de regeneración democrática, mientras, al mismo tiempo, se traza una línea política progresista, que aúne lo mejor del liberalismo y de la socialdemocracia, y que vaya dando respuesta a las cuestiones abiertas en las ramas sectoriales de la política nacional, tales como los derechos civiles, la educación, la sanidad o la vivienda?
No me lo parece.
¿Y cuáles son los parámetros que mejor explican las motivaciones de cada votante a la hora de decidir el sentido de su voto?
Quizá lo más sensato, apoyándose en la estadística y en la pluralidad sociológica propia del mundo occidental, sea afirmar que existen distintas tipologías de votantes en lo que atañe a este ámbito de las motivaciones. Aquí nos centramos en una muy concreta: la que distingue entre votantes ‘focalizados’ y votantes ‘dispersos’.
De acuerdo con esta visión, en España –por centrarnos aquí en casa- existirían votantes, los llamados ‘focalizados’, que decidirían las siglas de su papeleta electoral en función de un número muy reducido de asuntos de gran calado, quizá incluso de uno tan sólo. Nos estaríamos refiriendo, para ser exactos, a las posturas adoptadas por los partidos contendientes en las elecciones de marras ante esos asuntos tan críticos para el votante en cuestión.
Otros votantes, sin embargo, llegarían a su decisión tras haber analizado las posturas de los partidos en liza en un número más amplio de asuntos y materias. Estos votantes, en su análisis pre-electoral, serían los más proclives a demandar de los partidos que aspiran a representarles una cierta cohesión de mensajes en torno a supuestos ejes ideológicos. Son éstos los votantes a quienes englobaríamos bajo la denominación de ‘dispersos’.
¿Existe contradicción en ofertar a los votantes ‘focalizados’ mensajes transversales tales como la necesidad de reforma constitucional, de alteración de la ley electoral o de la adopción de una contundente agenda de regeneración democrática, mientras, al mismo tiempo, se traza una línea política progresista, que aúne lo mejor del liberalismo y de la socialdemocracia, y que vaya dando respuesta a las cuestiones abiertas en las ramas sectoriales de la política nacional, tales como los derechos civiles, la educación, la sanidad o la vivienda?
No me lo parece.
2 comentarios:
He de añadir un nuevo tipo de votantes, muy abundante en España:los votantes "forofos". Sea cual sea la postura de su partido. Actúe como actúe, cambie en su ideología y dé un giro de 180 grados, mientras que siga siendo bajo las mismas siglas seguirá votando a dicho partido. O mejor dicho a las mismas caras de siempre. No hay razones, ni justificaciones, ni debates... Cegados por como son: sectarios y ciegos.
Estoy de acuerdo. Pero con ésos, ¿qué se puede hacer? Nunca liderarán un cambio político ni en España ni en ningún sitio.
Publicar un comentario