domingo, 28 de octubre de 2007

EL ESPÍRITU DE C’S ( y dos)

Quedábamos emplazados la semana pasada para que con mi modesta prosa les expusiera el segundo rasgo esencial de los debates habidos en la creación del primer Consejo de la Federación de Madrid de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía. Como siempre, se desgaja ese rasgo de separar el grano de la paja y de ir al significado profundo de lo acaecido.

Pues bien, tras los intercambios , que analizamos la semana pasada y que han quedado brusca y dolorosamente obsoletos, sobre la necesidad de coaligarse generosamente con el partido de Rosa Díez el gran tema que se puso sobre la mesa fue el de enriquecer el mensaje y los objetivos del Partido de los Ciudadanos.

En efecto, muchos compañeros, y en particular los de una lista concreta, manifestaron su opinión de que el Partido debía centrarse más intensamente en problemas vitales cotidianos de los españoles tales como la vivienda, el “mileurismo”, la seguridad ciudadana, la educación, etc…O, ¿por qué no? La justicia, tan lamentablemente incompetente y grotesca en la sociedad española actual. Si en España no funciona el estado de derecho es por la total incapacidad y cuasi inexistencia “de facto” de la Justicia, lo que queda palmario desde el metro de Barcelona hasta el Constitucional.

Pero volviendo a nuestro tema, lo que esos compañeros preconizaron fue el temor de que nuestro discurso se quedara demasiado pobre al satisfacerse solamente de la lucha contra los separatismos, abiertos o encubiertos, del combate contra las desigualdades y de la necesidad de reforma de la Constitución . Discrepaban así de otros compañeros que centraban mucho más intensamente su línea de actuación en el problema del chantaje nacionalista y sus consecuencias insolidarias y secesionistas. Sin dejar de considerar importantes estos temas, los otros intervinientes apuntaron la necesidad de tratar con ahínco las carencias y las necesidades reales y tangibles de los ciudadanos.

Obsérvese que el objetivo toral del Partido permanece intacto: La mayor libertad, prosperidad y fraternidad de los ciudadanos españoles. Lo que los militantes expusieron fueron otras vías y la conciencia de otros problemas para alcanzar ese objetivo irrenunciable.

Una vez más he de expresar el orgullo de conocer ese debate y el espíritu de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía. Los dos ejes de las intervenciones se podrían resumir en cómo alcanzar mejor la felicidad futura de los ciudadanos: primero ser eficaces con alianzas electorales generosísimas(tema UPyD), segundo multiplicar la visión para abarcar todos los problemas que los afectan. Ninguna alocución dedicada a personalismos, a tacticismos de andar por casa para salir elegido, a temas internos, a politiqueo. Todos, absolutamente todos los presentes sabían perfectamente que estaban ahí porque sentían el impulso irrefrenable, el deber, de hacer algo por la sociedad española en este momento delicado y crucial de su historia. Para politiquería y pesebres ya están otros.

Para terminar quisiera hacer una pequeña reflexión al albur de la postura de los compañeros preocupados por los problemas tangibles y cotidianamente dramáticos. Antes que nada hay que decir que no hay dos posturas enfrentadas y que todo el mundo es consciente de la importancia de todos los temas, la reforma de la Constitución como la vivienda. Los debates llevan a matices, prioridades, intensidad prioritaria del esfuerzo y del mensaje, etc… Lo que quisiera poner de relieve es que, en mi opinión, puede existir un punto donde converjan todas las posturas. Y es que las necesidades apremiantes y urgentes de los ciudadanos se resolverán mejor, y a veces, sólo se podrán resolver de verdad, si previamente se reorganiza el Estado y el reparto de competencias, asegurando instrumentos de eficacia y solidaridad. Persistirá el problema de la educación si el Estado no recupera las competencias, la sanidad será injusta y desigual si está parcelada, no habrá agua para regiones enteras de España si no existen planes globales sino taifas en disputa, no se atacará la crisis económica con la pérdida de la unidad de mercado, se agravará el problema de la vivienda si no hay un enfoque global y nacional, y mil ejemplos más.
Tienen razón los militantes al exigir que se aborden los problemas reales de los ciudadanos. Tienen razón los militantes al exigir que se cambie totalmente las competencias, y por ende, la Constitución española. Una cosa no irá sin la otra. El sistema al que hemos llegado no va a solucionar sino a agravar los problemas reales de la sociedad española.
Eso significa, entre otras cosas, que a Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía le queda una ingente tarea de información y pedagogía por hacer. Debe hacer comprender a muchos, a todos, que con la reforma de la Constitución y de la Ley electoral lo que se están jugando , realmente, es su pan, su salud y su prosperidad de cada día.
¿Será lo bastante eficaz para conseguirlo?

Enrique Calvet

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