domingo, 25 de noviembre de 2007

Lo inmediato y lo esencial, como el escorbuto

Existe un debate en diversos ámbitos que es muy propio de periodos electorales, pero que creemos que puede esconder una verdad importante.

Dícese que "la gente", por no decir "el vulgo", está ahíta de tanta discusión soberanista, de tanta polémica sobre el modelo de Estado y las reformas constitucionales, de tanta controversia sobre la igualdad de derechos. Según esta teoría, "la gente" (léase los votantes) están preocupados por problemas "reales" como la vivienda, la educación, la carestía de sus compras, la inseguridad….y les importa un adarme el supuesto desguace de España anunciado por los agoreros.

No podemos dejar de notar la poco edificante visión del pueblo español (Cataluña y País vasco ibéricos incluidos) que mantiene tal teoría. Seríamos un pueblo garbancero y sanchopancista, sin gota alguna de clarividencia ni de altura de miras. Para una nación que ha recorrido el paso de la dictadura a la democracia como lo ha hecho, se nos antoja injusto. Hemos de añadir que esa visión no siempre es inocente, ni mucho menos. Si uno distrae a "la gente" (léase los electores) de problemas estructurales, la demagogia y el populismo se hacen más fáciles.

Pero otro es nuestro interés; quisiéramos centrarnos en la supuesta dicotomía entre "problemas reales" e inquietudes ajenas a la mayoría. Primero quisiéramos recuperar el vocabulario correcto. Los problemas que plantea la crisis territorial de España y sus consecuencias sobre su gobernabilidad chantajeada son absoluta y totalmente reales. Luego por ahí no se pueden oponer a los otros. En segundo lugar, hay que reconocer que existen, para los ciudadanos, problemas cotidianos acuciantes, inmediatos, y sería ofensivo negarlo. Luego tenemos dos tipos de problemas reales.

De forma palmaria, los problemas que hemos llamado inmediatos han de ser objeto de tratamiento en los programas electorales, y se han de encontrar alivios y soluciones de urgencia (la vivienda, por ejemplo), porque la vida es cotidiana e inmediata. Nadie discute eso y estamos seguros de que el Partido Ciudadanos contemplará en su oferta electoral propuestas de soluciones a esos problemas acuciantes. Y además serán propuestas honestas, lo que no es la regla universal…

Pero ¿significa eso que los debates sobre el modelo de Estado y sus consecuencias son frívolos, inútiles e intrasladables a "la gente"? Todo lo contrario. En la situación actual de nuestra nación, España, esas polémicas subrayan la existencia de graves problemas, no sólo reales, sino esenciales. ¿Qué queremos decir por esenciales? Respuesta fácil pero importante: entendemos que la mayoría de los problemas acuciantes e inmediatos sólo se podrán resolver de verdad, estructuralmente, si se resuelven previamente los problemas constitucionales de la configuración territorial y de la gobernación de España.

Dicho de otro modo, ¿Alguien cree que se va a solucionar el lamentable estado de la Educación en España con diecisiete sistemas distintos y enfrentados? ¿Alguien cree que la carestía de la vida no tiene que ver con la desaparición de la unidad de mercado en España? ¿Alguien cree que el problema de la vivienda se podrá resolver con el poder sobre el suelo en manos de tropecientos taifas? ¿Alguien cree que la sanidad podrá ser igual para todos los ciudadanos con diecisiete instituciones desiguales e insolidarias? Y, sobre todo, ¿Alguien cree que se podrán arreglar los problemas comunes si el Gobierno está sometido a quienes promueven medidas insolidarias sólo para alguna región? Inundaríamos páginas con preguntas tan simples y evidentes como éstas, para llegar a la misma conclusión: si no se resuelven los problemas reales que marcan el campo de juego, que establecen la dinámica política, esta última no podrá ser efectiva en la solución de los problemas cotidianos.

Por eso una tarea importante, que permite luchar contra los populistas y demagogos que encontramos por doquier, es, precisamente, respetar a los ciudadanos y a su inteligencia abriéndoles los ojos y haciéndoles ver que deben y debemos encontrar alivios y "parches" a sus cuitas inmediatas, pero que la solución verdadera depende de resolver los problemas estructurales. Dependen la prosperidad y la paz, de ellos y de sus hijos.

Es como el escorbuto. Se sabe que deteriora muchísimo las uñas. Existen alivios para ese dolor acuciante y una manicura inmediata disimula el deterioro de las uñas, pero quien se quede ahí y no vaya a lo esencial, a curarse el escorbuto, lo va a pasar muy mal. La diña con las uñas pintadas, si no las ha perdido justo antes.

Por eso es importante y fasta la jornada sobre el modelo de Estado en España y sus aspectos económicos y educativos que Ciudadanos- Partido de la Ciudadanía ha organizado para el día 24. A ver si diagnostican nuestro escorbuto y su posible cura.

Enrique Calvet

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