lunes, 24 de diciembre de 2007

¿ACABAR CON LA CRISPACIÓN?

Está muy de moda rasgarse vestiduras y golpearse los pectorales ante la insufrible crispación vivida esta legislatura. Todos, o muchos, invocan a los dioses conocidos para que tal infierno no se vuelva a repetir ( en justicia diremos que se apela más a los dioses afines al PP). Muy poquito hemos leído sobre las razones políticas y fundamentales de esta crispación, y, por lo tanto, sobre cómo evitarla.

La versión oficial.- "pelín" sesgada, "pelín" interesada- reprocha al PP sus malos modos, su santa cólera extravertida permanente y, dejándolo caer, su falta de sentido de Estado. ¿Eso es todo? Sería poco serio pensarlo.

Se nos antojan, al menos, cuatro motivos para la alta tensión que ha caracterizado al cuatrienio:

a/ En primer lugar, sin duda influyó en la primera parte la horrorosa tragedia que presidió las elecciones, lo que provocó un trauma en el PP que tardó tiempo en digerir democráticamente. Parece que este factor ya pasó.

b/ En segundo lugar, y para el que suscribe un motivo esencial, es que el Gobierno de esta legislatura no ha sido una alternancia al uso. Este Gobierno, aparte de gestionar con menor o mayor acierto los asuntos habituales ( Ley del divorcio, Ley de Dependencia, infraestructuras, economía, etc…) ha dado un vuelco prácticamente revolucionario en su actitud ante la Constitución y ante el separatismo. Este Gobierno se ha entregado en manos de los separatistas durante casi toda la legislatura ( alianza inaudita con ERC, cesiones políticas al separatismo vasco, estatuto de Cataluña, etc…).En una palabra, este Gobierno se ha cargado el espíritu de la Transición y ha permitido la aceleración del desguace de España. Este tipo de medidas y decisiones políticas no son de orden rutinario, y quién se opone a ellas, no puede oponerse tibiamente, porque son raíces fundamentales de la existencia y de la convivencia.

Uno no está discutiendo unos euros de más en el salario mínimo; está debatiendo sobre la ruptura de la unidad de mercado en España; uno no está discutiendo sobre lo atinado del informe Pisa, está luchando porque sus hijos puedan estudiar en castellano en toda España; uno no está discutiendo sobre la sustitución de los gobernadores civiles, está peleando porque no haya una relación bilateral entre una región y el Gobierno de España; en fin, uno no está discutiendo para que España mejore, sino para que, por lo menos, no sea un Estado residual. Estos temas no pueden ser objetos de retórica florentina. No es tanto porque levanten pasiones, sino porque levantan desesperación. Cuando uno tiene la impresión -equivocadamente o no- de jugarse el ser o no ser, de jugarse su existencia (como Nación, por ejemplo), uno grita. El revolcón dado a una serie de valores fundamentales, otrora compartidos por todos, ha influido muy mucho en que subiese el tono en esta legislatura..

c/ Un tercer motivo, ligado al anterior, es que los partidos separatistas, con la etiqueta de nacionalistas o no, a la vista del giro copernicano de la izquierda, se han envalentonado y han exacerbado sus posiciones políticas impunemente hasta límites insoportables.

d/ Finalmente y como cuarto motivo, el mayor partido de la oposición sin duda ha mantenido una permanente actitud destructiva, negativa y muy agresiva. Ha trasladado su energía y acritud ante los graves dilemas arriba señalados a cualquier decisión del gobierno, así fuera de nimia, rutinaria o….acertada. Ha bañado todo el cuatrienio en ambiente de bronca.

Y ahora, ¿existen remedios de cara al futuro?. Permítasenos algunas ideas.

a/ Para evitar la crispación, creemos absolutamente indispensable que se den Pactos de Estado en temas esenciales para la convivencia ciudadana, indispensablemente en consolidación del Estado, educación e igualdad de derechos de todos los ciudadanos españoles. Así lo ha reclamado ya un partido de la tercera vía: Ciudadanos.

b/ Creemos también que el PP debería evitar llevar todos los temas sociales a temas esencialistas y morales, como si cualquier decisión política que no comparte ofendiese al mismo Dios. Por ejemplo el PP puede no compartir que se matrimoneen los homosexuales, pero llevarlo al Constitucional es perder credibilidad por exagerado.

c/ Creemos que los portavoces y los secretarios de organización de los dos partidos actualmente mayoritarios deben desaparecer de sus funciones y de nuestras radios y televisiones. Son responsables directos de la crispación más zafia e intelectualmente más mísera.

d/ Creemos que ambos partidos han de acordar apoyarse cuando se trate de evitar el chantaje separatismo-nacionalista.

e/ Y creemos, sobre todo, que la población debe demostrar su hartura ante los partidos tradicionales y crispantes y optar por votar a nuevos partidos honestos y con espíritu renovador como, por ejemplo, Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía.

Enrique Calvet

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