Patriotismo económico
Publicado en Estrella Digital
Luis de Velasco
Ha llegado la hora del patriotismo económico. Dice el Gobierno, por boca de su presidente, que quien hable mal de la economía española crea alarmismo y es un mal patriota. No hay duda que las percepciones y las expectativas desempeña un papel importante en toda economía, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
El número de malos patriotas ha aumentado en las últimas fechas y va a seguir aumentando, porque lo que está claro es que la economía española encara momentos cada vez más difíciles y que la situación empeora. Reconocerlo no es cosa de patriotismo sino la primera condición para enfrentar los problemas y afrontar las soluciones. No es bueno seguir las recetas del Dr. Pangloss.
Hay muchos indicadores, cada vez son más, que muestran que el denominado “milagro económico” español, que llevaba dentro de sí las semillas de su propia destrucción, está llegando a su fin y que el anunciado relevo con otros pilares del crecimiento se demorará y sólo llegará si es que se purgan determinados males. La inflación ha crecido a niveles insospechados, el paro ha aumentado en noviembre, el índice de producción industrial ha caído ese mes, el boom del ladrillo está en la UVI, el déficit externo sigue siendo el mayor del mundo en términos del PIB, los salarios reales siguen estancados, el consumo privado crece cada vez menos, la Bolsa no para de bajar, los índices del sentimiento de los consumidores y de los empresarios son cada vez más pesimistas...
Entonces ¿estamos en puertas de una recesión? Hoy por hoy, la respuesta es negativa a pesar de todo eso. Habrá este año un crecimiento menor del PIB, seguramente inferior al 2,5 por ciento, con un correlativo aumento del paro. Decimos “hoy por hoy” y abrimos una gran incógnita porque nadie sabe cuál es el efecto final y global de las hipotecas “basura” así como, en nuestro patio interior, el efecto del riesgo contraído por el sistema financiero con el sector del ladrillo, con varias e importantes empresas seriamente dañadas. En Estados Unidos ya se habla de recesión (es decir, decrecimiento del PIB), lo que, de ocurrir, tendrá efectos negativos en la economía mundial, a pesar de que el peso relativo de esa economía es cada vez menor. En nuestra casa, el Gobierno se ha apresurado a aprobar una serie de medidas en apoyo de las grandes inmobiliarias que, agrupadas en el G14, han acreditado su gran capacidad de lobby y presión, demostrando que ya han alcanzado ese envidiable nivel de too big to fail. Su secretario general, el ex secretario de Estado de Economía socialista Pedro Pérez, que ha demostrado lo acertado de su fichaje, las ha calificado de “oportunas y positivas”. Eso sí, las medidas, que han sido criticadas desde frentes variados como la Asociación de Promotores y Constructores y la UGT, se han presentado como de apoyo a las familias.
Luis de Velasco
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