viernes, 18 de enero de 2008

PIZARRO ENTRA EN LA SUBASTA DE BUENAS INTENCIONES

Ya sabemos que es grave falta de respeto fumar mientras se reza, mientras que es totalmente lícito rezar mientras se fuma. Cierto es que en ambos casos el cigarrillo se consume y el señor de los cielos es loado pero, entre un supuesto y otro hay importante matiz: la intención es distinta. En el primer caso la intención del sujeto es santa y no debe ser contaminada por un acto trivial e insano. En el segundo, en cambio, la intención del sujeto es el dudoso placer de fumar, por lo que nada impide, es más, resulta aconsejable, santificar ese acto con la oración.

La intención lo cambia todo mágicamente. Los muertos por "fuego amigo" son menos muertos. Al fin y al cabo fue sin querer, no hay que enfadarse. Murieron sí, pero era "fuego amigo".

A este juego de las intenciones ha entrado sin pérdida de tiempo el flamante neófito del PP. Con su ficha de afiliado recién firmada por Rajoy y Aznar ha declarado como objetivo prioritario ayudar a los españoles que no pueden cobrar la hipoteca. Así responde el PP a las igualmente bienintencionadas medidas del Sr. Zapatero: ayudar a los españoles que no pueden cobrar el alquiler.

Perdón, me he equivocado: se trata realmente de ayudar a los españoles que no pueden pagar la hipoteca o el alquiler. Y no es lo mismo, porque la intención es buena y eso es lo que tienen que ver los votantes.

Claro que algunos, teniendo en cuenta los fundamentos de la contabilidad por partida doble y de la hacienda pública, podemos verlo de otra manera: cuando alguien paga el alquiler o la hipoteca, alguien tiene que cobrar; cuando el Estado "ayuda" alguien lo tiene que pagar.

Así que, en un caso las inmobiliarias y en el otro los bancos y cajas van a cobrar, de todos los españoles, una jugosa compensación por la falta de solvencia de sus clientes. La alternativa más vale no mencionarla: los caseros tendrían que bajar los alquileres y los bancos tendrían que ejecutar inmuebles y sacarlos a subasta, obteniendo un precio muy inferior a los inflados valores de tasación. Habría que declarar pérdidas, rodarían cabezas y solo se beneficiarían los cazadores de gangas, "los especuladores". Incluso podría verse en dificultad alguna Caja de Ahorros. ¿Qué Pizarro estaba vinculado a una? Mejor no pensarlo.

El 9 de marzo, los ciudadanos, a no ser que se les ocurra votar a un partido extraño como ese que preside un apuesto abogado catalán, elegirán si su dinero va a ir a las inmobiliarias o a las entidades financieras. Pero no importa, la intención es buena ¿Alguien da más?

Juan Manuel Ortega

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