martes, 22 de mayo de 2007

El izquierdista errante


La aceptación de Bernard Kouchner para convertirse en nuevo ministro de Exteriores del gobierno encabezado por Nicolas Sarkozy ha levantado auténticas ampollas en el seno de la izquierda francesa.

Ha sucedido antes: ‘deserciones’ de declarados izquierdistas para integrarse en gobiernos de un cariz político bien alejado de los postulados tradicionales de esa cosa –la izquierda- que tantos se empeñan en seguir proclamando como cargada de vigencia.

Pero esta vez no estamos hablando de un izquierdista cualquiera. Bernard Kouchner es –al menos lo era hasta desencadenar la cadena de improperios y descalificaciones que han acompañado su aceptación desde la gauche - de las pocas figuras auténticamente indiscutibles en el país galo.

Y es que quien fue cofundador de Médecins sans frontières allá por 1971 se ha distinguido por una carrera profesional de absoluta dedicación a la ayuda humanitaria. Esta realidad hace que todo el estiércol que se le está arrojando a Kouchner –arribista, egocéntrico y otras lindezas- tenga grandes dificultades a la hora de lograr ensuciar su imagen ante la opinión pública.

Con Félix de Azúa, tras esta noticia habría que concluir que: “No es extraño que, para algunos hombres de acción, como Kouchner, lo significativo no sea ya la izquierda y la derecha, sino la posibilidad real de hacer algo que valga la pena”.

Y no sólo hombres de acción, añado yo. Creo que en la esfera política estamos ‘condenados’ a encontrar muchas más instancias en las que hombres con ideas y auténticos proyectos supediten la posible puesta en marcha de éstos al ser vilipendiados por haber traicionado abstractas ideologías que, una vez reducidas a su núcleo duro, frecuentemente esconden poco más que camarillas embadurnadas de grandilocuente mediocridad.

Jacobo Elosua

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