martes, 1 de mayo de 2007

Salamina: siempre de vuelta.


Salamina es ya un lugar mítico de la progresía desde la novela de Javier Cercas que ahora se representa en un teatro de Barcelona. A apuntalar ese lugar contribuye la crítica que firma en Babelia Marcos Ordóñez bajo el título “Salamina, ida y vuelta”.

Resulta que Sánchez Mazas, uno de los fundadores de Falange además de novelista y poeta de cierta importancia en su época, queda reducido a simple “jerarca fascista” al que se tilda de cobarde y se le equipara a Speer, el “arquitecto del Tercer Reich”. También se describe cómo su voz “emerge a ratos envuelta en un crujido eléctrico, como si emitiera desde la Radio Sevilla de Queipo de Llano”. En resumen: más sentimentalismo antifranquista, recargado en la irrelevante (en lo político) figura de Sánchez Mazas.

Una visión maniquea que eclosiona en la descripción del perdedor/ganador/héroe/mártir Miralles, el soldado republicano que le perdona la vida a Sánchez Mazas y cuya existencia en una residencia de ancianos de Francia, anciano y derrotado, sólo está en la cabeza de Cercas. Y es que en su caso, como en el de cualquier arquetipo, no son necesarios los detalles reales, como queda de manifiesto en la observación del crítico sobre la conversación final del narrador/protagonista de la historia con el viejo Miralles: “ficticia o no, da lo mismo: verídica”.

Confrontar a un personaje real, que no puede por tanto escapar de sus sombras, con un mito creado ad hoc que además le ha perdonado la vida al primero: e aquí un claro ejercicio de “memoria histórica” que los espectadores de Madrid podremos disfrutar desde el próximo 15 de mayo en el Centro Cultural de la Villa.
Julio Veiga

1 comentario:

dan san dijo...

hey ? probando probando

se me ha comido un comentario.....