Un pisito por sorteo
Los recuerdos de la infancia suelen ser intensos, especialmente los referidos a la Navidad: el turrón, preparar el Belén, los parientes que aparecen una vez al año, y el sorteo del día 22. Todos los años, el primer día de vacaciones solíamos pasarlo con la música de fondo del canto de los niños de San Ildefonso. Luego, en el Telediario, los saltos de alegría, los brindis con cava; se le llamaba, se le sigue llamando, el día de la salud: mientras haya salud...
Hoy en día, en la tele, presenciamos atónitos, sobre todo en campaña electoral, los nuevos sorteos de una nueva época: reúnen a cientos, a veces a miles de familias, en un polideportivo, y van sacando números; pero ahora lo que toca es un pisito, no muy grande, pero que arregla la vida al afortunado. Luego, le entrega las llaves Esperanza en persona y delante de TeleMadrid. A mí, personalmente, se me ponen los pelos de punta. Tal vez, yo sea un poco raro, pero sinceramente, si me llamaran para decirme que me ha tocado un piso y que la condición para entregármelo es que el acto lo protagonice Espe y en presencia de la tele, creo que un sudor frío me recorrería todo el cuerpo. ¿Es que la gente ya no tiene dignidad? Pero cualquiera dice que no¡ Total por cinco minutos de desasosiego, una solución habitacional para toda la vida.
La Constitución reconoce el derecho a una vivienda digna. No recuerdo que mencione nada de sorteos, ni que haga ninguna referencia al azar como fuente de derecho. En realidad, el planteamiento es revolucionario e innovador. Los ciudadanos en las naciones modernas tienen demasiados derechos, y los estados a duras penas tienen capacidad para hacer frente a todas sus legítimas reivindicaciones.
Ya tenemos la solución. Ya me imagino, recibiendo en mi casa una llamada del Centro de Salud: Señor, le ha tocado visita con el doctor, aquella que pidió hace 15 meses. Enhorabuena. Pásese el jueves, que vendrá también Lamela y la televisión. Y los nervios de mi hija al decirme alborozada: papi, papi, me ha tocado plaza en Secundaria; y eso que solo sorteaban trece para todo el distrito¡
Y es que, bien mirado, la vida tendría así nuevos alicientes, nuevas ilusiones; no es bueno querer tenerlo todo. Es mucho mejor, vivir en un estado permanente de ilusión, de esperanza, de ansiedad... Cada pocos días un sorteo, de vez en cuando, un deseo satisfecho, pero siempre felices, siempre expectantes, como si siempre fuera el Día de la Salud.
Carlos Cistué
1 comentario:
MUY BUEN POST!
es increible como nos vamos acostumbrando a situaciones que deberían avergonzarnos...
se acuerda alguién de las 200.000 soluciones habitacionales por año que prometio zp?
y de las 100.000 en toda la legislatura que prometió aguirre?
a ver que nos proponen en esta campaña electoral... se aceptan apuestas
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