viernes, 20 de julio de 2007

LIBERTAD Y REBELIÓN CÍVICA


Frecuentemente se discute sobre los “excesos autonómicos”. Como solución, se habla mucho de “re-nacionalizar” competencias, o sea de devolvérselas al Estado, pero rara vez se cita la ampliación de las libertades, es decir, sustraer estas competencias a las comunidades autónomas pero no para devolvérselas al Estado, sino a la sociedad.

Tomemos el ejemplo de la educación, uno de los más citados. ¿Por qué prohibir la existencia de liceos españoles en Cataluña, en competencia real (es decir gratuitos) con los de la Generalitat? En general ¿por qué ha de tener el Gobierno, de cualquier nivel, la facultad de reglamentar la educación con tan excesivo detalle, de convertirla, incluso, en correa de transmisión de una ideología determinada?

Aún con mayor generalidad ¿por qué no se zanja la discusión sobre si la facultad de prohibir algo corresponde al gobierno central o autonómico estableciendo que ni uno ni otro puedan prohibirlo?

La respuesta evidente es que detrás de cada prohibición hay un grupo de intereses beneficiario y que este grupo favorecerá a la élite política central o autonómica capaz de mantenerla.

Es vano esperar una reforma desde el interior de las élites políticas establecidas puesto que su propia supervivencia depende del apoyo de sus patrocinadores. ¿Podría CiU, por ejemplo, preconizar mayor libertad para el comercio minorista? ¿Podría el PP reclamar que los agricultores paguen el agua de acuerdo con los costes de producción? ¿Puede cualquier partido establecido defender el interés público a costa de los intereses de los grupos específicos que lo apoyan?

La conclusión no es que falle del régimen de partidos, sino que la erradicación de la corrupción y, en general, la regeneración política tiene que venir de la mano de nuevos partidos que sepan interpretar la rebelión cívica contra los dictados de la oligarquía.

Si tienen éxito, los nuevos partidos tenderán, antes o después, a ser capturados por intereses particulares pero, por el momento, es la hora de ese magma inconformista en el que se encuentran Ciudadanos, la Iniciativa Basta Ya y tantos otros.

Que este movimiento cívico tenga éxito en las próximas elecciones está todavía en nuestras manos.
Juan Manuel Ortega

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Vosotros la regeneración democrática? Pero si sois una vergüenza, una ignominia, un grupito de arribistas. ¡Anda ya!