En defensa de lo nuestro
Leo una noticia que contiene las primeras declaraciones de la sucesora de Jaume Matas, Rosa Estaràs, al frente del PP balear. Me pregunto si habrán sacado algo en claro del último sofoco electoral. Ninguna novedad: “El PP defenderá en la comunidad autónoma la identidad del pueblo balear, la insularidad, la lengua y las costumbres como históricamente ha defendido. Asimismo, profundizaremos en la defensa de lo nuestro desde una línea de humildad y absoluta moderación”. Se agradece la humildad y la moderación, Rosa.
Se trata de toda una declaración de principios que, sin duda, los ciudadanos de las islas Baleares ansiaban escuchar a sus políticos. Al parecer hemos encontrado en España la fórmula mágica que soluciona todos los problemas de los ciudadanos: más nacionalismo, más “defensa de lo nuestro”. Una fórmula ya experimentada con éxito y hasta sus últimas consecuencias en Europa, y que dio como resultado un par de guerras mundiales.
Lo paradójico de todo esto es que los políticos, supuestos defensores del bien común por encima de intereses particulares o grupos de presión, sean los que día a día alimentan los más bajos sentimientos de insolidaridad entre los ciudadanos bajo el consabido pretexto identitario. Aunque pensándolo bien no es paradójico, así es la polítca actual que practican nuestros representantes actuales y que se resume en la defensa de los respectivos corralitos.
No contenta con lo anterior, nuestra humilde y moderada líder del PP balear nos ofrece un análisis de las causas que llevan al PP a ser el partido más votado. Lean y pásmense: “El PP del archipiélago siempre ha protegido intereses como la identidad del pueblo balear, la insularidad, la autonomía, la tierra, la lengua y las costumbres, lo que nos ha permitido obtener más de 194.000 votos en las pasadas elecciones autonómicas y municipales del 27 de mayo”. Insularidad, tierra, costumbres, identidad..., ¿dónde quedan los ciudadanos? ¿Es éste el balance de gobierno que presenta el PP balear? ¿Cómo puede sostener el PP sin sonrojarse que defienden una “nación de ciudadanos libres e iguales”? Más bien podrían hacer una nación de unos cuantos corralitos libres y desiguales.
En este mismo artículo, Rosa Estaràs se queja de que la causa de no haber renovado la mayoría absoluta es que no han sabido “vender y explicar los logros del gobierno anterior”… Pues algo me dice que este no es el camino.
España necesita un partido que se preocupe de los ciudadanos y sus problemas, que actúe sin complejos y desde la razón contra esta frenética carrera hacia un particularismo delirante. Una voz que diga alto y claro, que el culpable de la descoordinación en la extinción de incendios, de la pésima gestión tras un apagón, del caos en las estaciones de ferrocarril y aeropuertos no es ese ente llamado Madrid, sino unos políticos ensimismados que vagan por su particular matrix negociando pequeñas parcelitas de poder.
Cuando tienen que salir a hacer política de verdad y solucionar los problemas reales de los ciudadanos se mueven en terrenos desconocidos. Y claro, se les nota.
Raúl Hernández
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