De Pla a Rubert de Ventós
El filósofo Xavier Rubert de Ventós, en un artículo aparecido el pasado sábado en el diario El País, reclamaba –con la supuestamente ocurrente aplicación de un dicho mexicano- no querer ya más queso, sino sólo salir de la ratonera. Si se han perdido les ayudo: el queso son las prebendas presupuestarias; la ratonera, para Catalunya, su Catalunya, es España.
Criticaba Rubert de Ventós a los “sectarios de la Verdad Única”, sea ésta el Cristianismo, el Monetarismo, el Oficialismo o la integridad de la (su) patria. Material para la reflexión, pensaba uno incauto al inicio del artículo.
Sin embargo, las trampas argumentativas surgían por doquier a medida que uno progresaba en la lectura. Rubert de Ventós apelaba a una verdad –“el perfil de los Estados actuales rara vez resultó dibujado por ninguna Constitución o voluntad popular”-, para a continuación aplicarle ese hecho cierto en casos como la de la mayoría de Estados africanos, a otros casos –sin duda más cercanos a su corazón- como el del Estado español. Una traslación, en fin, ignominiosa.
Quizá Rubert de Ventós no esté familiarizado con la doctrina de Naciones Unidas sobre el colonialismo; sobre qué lo constituye y qué no. Quizá sí lo esté, pero no le importe embarrar un poco el campo. Es difícil saberlo con certeza.
Lo que, por el contrario, sí que resulta sencillo aseverar, es que cuando el filósofo catalán afirma: “Del sueño [sic] en un Estatut de corte bilateral, votado por nuestro Parlament, hemos despertado ante la cruda realidad de tener que seguir mendigando una infraestructura de más, un peaje de menos, una balanza fiscal equitativa, por el amor de Dios”, su uso de las preposiciones es bastante deficiente.
Además de la importancia de una buena adjetivación, el gran Josep Pla también enfatizó como pocos la importancia de acertar con las preposiciones al redactar.
Por eso uno no puede dejar de lamentar la inclusión de la preposición “de” en la frase “una infraestructura de más”. “De más” alude a una comparación que rompe con lo equitativo. “De más” apela a lo que no corresponde como propio bajo cualquier criterio de justicia que se quiera aplicar.
Desliz gramatical, podría pensarse, si no fuera por la reclamación inmediatamente posterior de ese tan manido ajuste de la sacrosanta balanza fiscal. Ese instrumento que en manos de unos señores que se proclaman de izquierdas resulta el mayor de los disparates. ¡Ya está bien de que los señores de rentas altas subvencionen sin más a los señores de rentas bajas que no tengan la suerte de vivir en su misma Comunidad Autónoma!, parecen querer afirmar.
Por Dios, como tan acertadamente exclama nuestro ilustre filósofo.
Criticaba Rubert de Ventós a los “sectarios de la Verdad Única”, sea ésta el Cristianismo, el Monetarismo, el Oficialismo o la integridad de la (su) patria. Material para la reflexión, pensaba uno incauto al inicio del artículo.
Sin embargo, las trampas argumentativas surgían por doquier a medida que uno progresaba en la lectura. Rubert de Ventós apelaba a una verdad –“el perfil de los Estados actuales rara vez resultó dibujado por ninguna Constitución o voluntad popular”-, para a continuación aplicarle ese hecho cierto en casos como la de la mayoría de Estados africanos, a otros casos –sin duda más cercanos a su corazón- como el del Estado español. Una traslación, en fin, ignominiosa.
Quizá Rubert de Ventós no esté familiarizado con la doctrina de Naciones Unidas sobre el colonialismo; sobre qué lo constituye y qué no. Quizá sí lo esté, pero no le importe embarrar un poco el campo. Es difícil saberlo con certeza.
Lo que, por el contrario, sí que resulta sencillo aseverar, es que cuando el filósofo catalán afirma: “Del sueño [sic] en un Estatut de corte bilateral, votado por nuestro Parlament, hemos despertado ante la cruda realidad de tener que seguir mendigando una infraestructura de más, un peaje de menos, una balanza fiscal equitativa, por el amor de Dios”, su uso de las preposiciones es bastante deficiente.
Además de la importancia de una buena adjetivación, el gran Josep Pla también enfatizó como pocos la importancia de acertar con las preposiciones al redactar.
Por eso uno no puede dejar de lamentar la inclusión de la preposición “de” en la frase “una infraestructura de más”. “De más” alude a una comparación que rompe con lo equitativo. “De más” apela a lo que no corresponde como propio bajo cualquier criterio de justicia que se quiera aplicar.
Desliz gramatical, podría pensarse, si no fuera por la reclamación inmediatamente posterior de ese tan manido ajuste de la sacrosanta balanza fiscal. Ese instrumento que en manos de unos señores que se proclaman de izquierdas resulta el mayor de los disparates. ¡Ya está bien de que los señores de rentas altas subvencionen sin más a los señores de rentas bajas que no tengan la suerte de vivir en su misma Comunidad Autónoma!, parecen querer afirmar.
Por Dios, como tan acertadamente exclama nuestro ilustre filósofo.
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