QUE NO NOS LA DEN CON QUESO
Una de las tareas más importantes, y complicada, que debe afrontar con ilusión C’s en su campaña electoral y siempre, es el de explicar bien lo que acontece en política, más allá de las apariencias, y desenmascarar las engañifas y mentiras propaladas por politicastros y su corte mediática.
Así, por ejemplo, se quiere interesadamente difundir la idea de que preocuparse por los problemas diarios de la población ( hipotecas, seguridad ciudadana, sequía, educación, etc…) o centrarse en la cuestión de la configuración territorial y de la nocividad de los independentismos es una disyuntiva excluyente, indicando subliminalmente que a “la gente” sólo le interesa el primer tema. Es, evidentemente, una falacia simplona. Los defectos en la sanidad, la educación, las hipótecas o lo que se quiera del pan nuestro de cada día, no tendrán los mejores instrumentos para mejorarse si no se da un giro a la configuración del Estado y sus competencias, previa o simultáneamente. Pero esta verdad no se impone por esloganes ni titulares facilones; necesita de una explicación y argumentación pacientes. Tanto más abnegadas cuanto más atocinado esté el receptor, por falta de tiempo para plantearse la vida de la “polis” o, ¡Ay dolor! por la efectividad del lavado de cerebro de los “mass media”.
Pues bien, hoy quisiéramos, modestamente, ayudar a desmontar dos ideas que pretenden incrustar en la mente de los votantes.
La primera tiene que ver con el gobierno y su partido, autodenominados socialistas por razones que la ciencia ignora. Según ellos, el único (gran) reproche que se le podría hacer a la tarea de gobierno, es el haber negociado con ETA. Un reproche inmisericorde que va directamente contra las entrañas del señor Rodríguez, y que, evidentemente, es facilmente soslayable. Es una perfecta cortina de humo para hacer olvidar lo esencial, de lo que no se habla. Una maniobra, artera, de propaganda electoral. En efecto, el gobierno tenía todo el derecho de intentar una salida distinta al horror del terrorismo, estaba entre sus prerrogativas, e incluso si cometió errores de táctica, pueden ser comprensibles ante la dificultad del tema. Y hablemos de otra cosa… Pero ese no ha sido, ni de lejos, el asunto más desastroso de la legislatura.
Ciudadanos no puede permitir que se olvide que lo más terible y las medidas más catastróficas, para el bien de los españoles, de esta legislatura, han sido el desguace de España alentado, propiciado y multiplicado por este gobierno del PSOE. Alianzas traidoras (de los principios de la izquierda) con independentistas (Cataluña, Galicia, Baleares…), estatutos secesionistas, medidas disgregadoras… Eso ha sido el maligno pasivo de la legislatura, que condicionará el bienestar y la prosperidad de los españoles durante lustros. ¡Que no nos tomen el pelo! Eso no se olvida.
La segunda idea que, esta vez, propala intencionadamente el principal y patético partido de la oposición, es que , fuera de Cataluña, C’s es lo mismo que el PP puesto que defiende lo mismo. Una mentira cochina que se contrarresta en dos palabras. Un partido que apoya el estatuto de Canarias, por ejemplo, o sobre todo el estatuto andaluz, un simple calco del catalán, pero con más folklore, es antitético a la visión del Estado que tiene C’s. Haciendo esto, por mero afán de poder y poltronas, el PP colabora subrepticiamente al desguace del Estado, ya puede decir misa (nunca mejor dicho). Y C’s, mientras tanto, lleva al Defensor del Pueblo dicho estatuto folklórico para que lo denuncie al Constitucional. Todo un mundo de diferencia.
Por eso, C’s debe alertar a los ciudadanos y a los Ciudadanos permanentemente. Para que no se la den con queso.
Así, por ejemplo, se quiere interesadamente difundir la idea de que preocuparse por los problemas diarios de la población ( hipotecas, seguridad ciudadana, sequía, educación, etc…) o centrarse en la cuestión de la configuración territorial y de la nocividad de los independentismos es una disyuntiva excluyente, indicando subliminalmente que a “la gente” sólo le interesa el primer tema. Es, evidentemente, una falacia simplona. Los defectos en la sanidad, la educación, las hipótecas o lo que se quiera del pan nuestro de cada día, no tendrán los mejores instrumentos para mejorarse si no se da un giro a la configuración del Estado y sus competencias, previa o simultáneamente. Pero esta verdad no se impone por esloganes ni titulares facilones; necesita de una explicación y argumentación pacientes. Tanto más abnegadas cuanto más atocinado esté el receptor, por falta de tiempo para plantearse la vida de la “polis” o, ¡Ay dolor! por la efectividad del lavado de cerebro de los “mass media”.
Pues bien, hoy quisiéramos, modestamente, ayudar a desmontar dos ideas que pretenden incrustar en la mente de los votantes.
La primera tiene que ver con el gobierno y su partido, autodenominados socialistas por razones que la ciencia ignora. Según ellos, el único (gran) reproche que se le podría hacer a la tarea de gobierno, es el haber negociado con ETA. Un reproche inmisericorde que va directamente contra las entrañas del señor Rodríguez, y que, evidentemente, es facilmente soslayable. Es una perfecta cortina de humo para hacer olvidar lo esencial, de lo que no se habla. Una maniobra, artera, de propaganda electoral. En efecto, el gobierno tenía todo el derecho de intentar una salida distinta al horror del terrorismo, estaba entre sus prerrogativas, e incluso si cometió errores de táctica, pueden ser comprensibles ante la dificultad del tema. Y hablemos de otra cosa… Pero ese no ha sido, ni de lejos, el asunto más desastroso de la legislatura.
Ciudadanos no puede permitir que se olvide que lo más terible y las medidas más catastróficas, para el bien de los españoles, de esta legislatura, han sido el desguace de España alentado, propiciado y multiplicado por este gobierno del PSOE. Alianzas traidoras (de los principios de la izquierda) con independentistas (Cataluña, Galicia, Baleares…), estatutos secesionistas, medidas disgregadoras… Eso ha sido el maligno pasivo de la legislatura, que condicionará el bienestar y la prosperidad de los españoles durante lustros. ¡Que no nos tomen el pelo! Eso no se olvida.
La segunda idea que, esta vez, propala intencionadamente el principal y patético partido de la oposición, es que , fuera de Cataluña, C’s es lo mismo que el PP puesto que defiende lo mismo. Una mentira cochina que se contrarresta en dos palabras. Un partido que apoya el estatuto de Canarias, por ejemplo, o sobre todo el estatuto andaluz, un simple calco del catalán, pero con más folklore, es antitético a la visión del Estado que tiene C’s. Haciendo esto, por mero afán de poder y poltronas, el PP colabora subrepticiamente al desguace del Estado, ya puede decir misa (nunca mejor dicho). Y C’s, mientras tanto, lleva al Defensor del Pueblo dicho estatuto folklórico para que lo denuncie al Constitucional. Todo un mundo de diferencia.
Por eso, C’s debe alertar a los ciudadanos y a los Ciudadanos permanentemente. Para que no se la den con queso.
Enrique Calvet
1 comentario:
¡Valiente gilipollez! Este tío es más falso que un duro de madera. A otro perro con ese hueso, que se te ve el plumero, so trepa.
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