lunes, 12 de noviembre de 2007

Seriedad, dignidad, saber estar...

Hoy podríamos tomar dos ejemplos recientes, en un área que no aparece frecuentemente en los escritos de Ciudadanos, para reflexionar como, de manera poco aparente, el ataque a la inteligencia de los ciudadanos y a su dignidad, es cuasi permanente. Aunque sea en temas más alejados de la problemática cotidiana o de los problemas más graves y estructurales.

Nos referiremos a dos hechos acaecidos en política exterior y, por lo tanto, importantes, no sólo para el bienestar de los españoles, sino para su autoestima y su imagen ante el mundo.

En primer lugar, detengámonos un momento en lo acaecido en el Chad y su muy feliz desenlace. Despreciando absolutamente la inteligencia de los españoles, uno de los bandos políticos aprovechó la intervención de Sarkozy en la primera fase de la liberación para lanzar una jauría de portadores de insultos sobre la absoluta incompetencia y el ridículo de nuestra diplomacia. Evidentemente, nadie explicó a los ciudadanos españoles que.:


-          Francia no hubiera hecho esta exhibición si no fuera a desplegar 3.500 soldados en el Chad, en la zona fronteriza con Darfur. Había que resolver cuanto antes para evitar contaminar el despliegue.

-          Además, el estilo Sarkozy es inusitado en diplomacia. Y tiene sus riesgos. A este paso, cada vez que un francés tenga un lío internacional, la sociedad francesa va a reclamar al Presidente que se involucre personalmente y lo resuelva. Finalmente ha logrado enfadar a las autoridades chadianas, comprometiendo la repatriación de los demás franceses.

-          España no tiene representación diplomática en el Chad. Francia sí, desde luego, y mil soldados estratégicamente repartidos, y mucha cooperación, y acceso a la administración.

Por lo que, lo más eficaz y competente, sin duda, para la diplomacia española era apoyarse en la obligada y poderosa intervención francesa y, una vez ésta enfrentada con los chadianos, aprovechar nuestra actitud de respeto y el hecho de no ser franceses para conseguir la repatriación de los tres últimos españoles, sin alharacas.

Dicho de otra manera, esta vez se hizo bien. Ciudadanos tiene posturas distantes en varios aspectos de la política exterior española (América Latina, ayuda al desarrollo, etc..) pero fundamentadas y serias. Lo que es de lamentar es la penosa actitud de determinados políticos para trivializar los temas y manipular los asuntos creyendo que, igualmente, van a manipular la mente de "unos pobres súbditos drogados por la televisión". Todo menos informar con la verdad.

        La reflexión es importante pues cuando C's-Partido de la Ciudadanía afirma que va a regenerar la democracia, está refiriéndose también a esto. Jamás considerará a los españoles menores de edad mental y jamás practicará el sectarismo del todo blanco o todo negro. El contrato con los ciudadanos de España incluye respetarlos y respetar la verdad.

Y, si vamos al segundo asunto, vemos que también conviene respetar su imagen exterior. Nos referimos al enfado del monarca español en la cumbre iberoamericana y su ida y vuelta a la reunión. No discutimos en absoluto, la indignación del Rey, cargada de razón y que supone, en ese foro, la indignación de la sociedad española; las acciones del Rey en ese marco son las acciones de nuestro representante, no son un enfado privado. También puede ser un acierto expresarlo abandonado la reunión. Pero, como dicen los franceses…"Il y a la manière" ("hay que cuidar las formas"...). No creemos de recibo que , en ese marco, el monarca tuviera que utilizar el tuteo hacia otro Jefe de Estado, ni una expresión tabernaria. La imagen que da de los ciudadanos españoles es así zafia y falta de clase. Y, por supuesto, un Jefe de Estado español se levanta solemnemente, manifiesta su total rechazo a la actitud intolerable en lenguaje pausado y correcto, y, con todo aparato y demostración , abandona la reunión llevándose, inexcusablemente, a toda la delegación española con él. Saber estar, se llama. Una pista, imagínense una situación similar con la reina de Inglaterra y Toni Blair, verbigracia.

Por supuesto los corifeos de turno se han volcado en apoyar al monarca y en decir que la culpa de todo es de los malditos enemigos políticos que, a su vez, han voceado que todo estaba acordado con el Rey. Patético chalaneo de triste repetición. El caso es que, una vez más, se trata a los ciudadanos españoles de tontos de baba y se les intenta manipular para que sean de "su" bando por lo malísimo que es el otro. Pues los ciudadanos españoles, señores políticos profesionales, a juicio del que firma, sobre una buena causa, han salido con una imagen de vulgares pendencieros y de una diplomacia de comportamiento bananero, y no se lo merecen.

Estamos seguros que el Partido de la Ciudadanía también será sensible a la imagen exterior de la ciudadanía, pero, sobre todo, no aprovechará cualquier circunstancia, retorciéndola y manipulándola, para hacer demagogia, sino para informar y someter a los españoles la verdad y la importancia real (aunque no sea aparente) de los acontecimientos.

Más que una regeneración, una revolución en el debate político.

Enrique Calvet

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