¡Dios nos asista!
Luis de Velasco Estupendo, objetivo logrado. La imagen de la nueva ministra de Defensa pasando revista a las tropas se ha visto en todo el mundo. España es hoy un país modernísimo, cool, mucho más que la Cool Britain que se inventó otro socialdemócrata, Blair. ¿Y ahora qué? Porque no basta con eso, con una foto. La titular del departamento, con una mínima experiencia de gestión de unos meses en un ministerio sin apenas competencias como es Vivienda, ¿lo hará bien (algo deseable por el bien del país)? Pero ¿qué es "hacerlo bien"? En la sociedad de las imágenes y la manipulación, eso no es tanto tener capacidad, aptitud y trabajo como gozar de un buen aparato de relaciones públicas y de creación de imagen. Como ha dicho Blanco, y él lo debe de saber bien, el Gobierno recién nombrado es "Zapatero en estado puro". Efectivamente. La decisión incluye irresponsabilidad, provocación, frivolidad y falta de respeto a los ciudadanos. No se está designando la gestora de la agrupación socialista de Peralillo de Abajo, sino el Gobierno de un país que, como repite siempre la vicepresidenta, es la octava potencia económica del mundo. Pequeña diferencia. No se trata aquí de hombres o mujeres o de si éste es un Gobierno con mayoría femenina. Se trata de algo mucho más importante, se trata de capacidad o incapacidad para determinados puestos de gran responsabilidad, criterio que debe primar sobre otros como el género o la procedencia geográfica. Y ahí el asombro y la indignación alcanzan cotas nunca antes superadas, porque, de un lado, permanecen en el Gobierno titulares que han demostrado hasta la saciedad su incapacidad por inanes o provocadores y, de otro, entran personas que, a la vista de su previa experiencia, no reúnen los mínimos requisitos para tan alta misión. Repásese, por ejemplo, si aún está disponible en su "blog", el currículo de la titular del nuevo Ministerio de Igualdad. No es el único caso, sólo el más clamoroso. La irresponsabilidad se amplía con la nueva estructuración de los ministerios. El autor o autores de la misma, enraizados en la larga tradición de siglos del arbitrismo español, están convencidos de que el papel todo lo resiste, hasta lo más absurdo. La realidad impondrá sus costes, que pagaremos todos. Es cierto que una gran parte de los ministerios no tienen apenas competencias y que entonces se trata de rellenarlos como sea. Pero de ahí a juntar Agricultura y Pesca con Medio Ambiente, llevar la Enseñanza Universitaria a Investigación o Asuntos Sociales a Educación va un largo trecho que nuestros ilustrados arbitristas no han dudado en recorrer. Se nos informa de que la mayoría del Gobierno no es del PSOE. Está claro que, en los últimos años, el "stock" de políticos preparados ha experimentado un bajón, pero ¿tanto? Da la impresión de que el presidente del Gobierno desconfía o desprecia a sus compañeros de partido y que va camino de llegar a eso que en Estados Unidos califican como "imperial presidency", la presidencia imperial. Otra consideración es la coherencia de los nombramientos en ministerios económicos con eso que se califica como "programa socialdemócrata" del Gobierno. Por la procedencia profesional, formación e ideas conocidas de esas personas, parece muy difícil esa coherencia. Más aún, cuando el adalid de ese programa, Caldera, ha sido defenestrado. Seguramente veremos al vicepresidente económico desplazado a la izquierda por esos nuevos llegados. En esta vida todo es relativo. Algunos se consuelan mirando el desastre italiano. Magro consuelo. Es un espejo al que hay que mirar para evitarlo. Frente a otro espejo, sin pegarnos (todavía) un tiro, recordemos aquí y ahora el título de un artículo del gran Mariano José de Larra: "¡Dios nos asista!". Luis de Velasco
1 comentario:
no se si tenemos suficiente informacion para desarrollar este tema...
Publicar un comentario